domingo, 6 de junio de 2021

Nueva revista en Gallur

         Desde Gallur nos remiten el primer número de El Cuadrante, la revista que acaba de poner en marcha el Centro de Estudios Galluranos, entidad impulsada por el Ayuntamiento de esa localidad y, en concreto, por su Concejal Delegado de Cultura, Turismo y Patrimonio D. Carlos Gracia Casado quien, en la presentación, explica la razón del nombre elegido, dado que “El Cuadrante” era el lugar en donde, al resguardo del reloj de sol “nuestros antepasados fraguaban nuestra cultura”.

         Con 24 páginas y muy bien editada, esta publicación de periodicidad anual tiene un carácter eminentemente divulgativo, aunque los temas que aborda son tratados con rigor por los especialistas que forman parte de ese Centro.

         En la portada aparece una imagen de la fachada del antiguo palacio de los Blancas, cuya importancia histórica y monumental destaca en uno de los artículos Elena Andrés Palos, a pesar de lo cual fue derribado, privando a Gallur de uno de sus mejores monumentos. Reflexionar sobre esa fotografía constituye un ejercicio imprescindible para todos los que luchan por la preservación del Patrimonio, un patrimonio que es de todos pero que no todos respetan. Cabe preguntarse por las razones que propician el que, día tras día, sigan sumidos en el abandono muchos monumentos que, en numerosos casos, terminan por desaparecer. Pero no es cuestión de un día, sino que la tragedia se va fraguando en el tiempo. Basta mirar esa foto, relativamente cercana a nuestro tiempo, para sentir la desazón que produce la visión de una preciosa fachada, mutilada, con los vanos superiores cegados y otros abiertos sin orden ni concierto, respondiendo únicamente al interés personal de quienes ocupaban espacios interiores que, en su origen, tuvieron otro destino. Y lo curioso es que, entonces y ahora, hay personas que consideran esos desafueros como algo no solamente normal sino necesario, acusando a los que opinan lo contrario, en el mejor de los casos, como gentes ancladas en el pasado. Pero se da la circunstancia de que el Patrimonio no sólo constituye una seña de identidad, sino que es fuente generadora de riqueza como señalan todos los especialistas. 


         Tras este desahogo al que nos ha incitado una foto, queremos señalar que Santiago Navascués Alcay es el autor de tres artículos. El primero de ellos sobre el nombre de Gallur, que deriva del “pago gallorum” o pago de los galos establecidos allí tras la fundación de Caesarauguta; en el segundo relata el origen legendario del apellido Blancas; mientras que en el tercero se refiere a un enfrentamiento acaecido en el siglo XVI entre Gallur y Magallón.


         Daniel Aquillué Domínguez escribe sobre Gallur en 1808 y el motín desencadenado en 1840 por causas no precisadas. Carmina Gascón Tovar se refiere a las dos ocasiones en las que los danzantes de Gallur quisieron actuar en Pamplona, sin conseguirlo hasta el año 2010. También explica los cambios en el callejero de la localidad, mientras que Antonio Miguel Sierra Ferrández cierra la revista con un “anecdotario”, en realidad efemérides extraídas de la obra de D. Gregorio Larroy García.

         Sólo nos queda desear larga vida a esta publicación que está llamada a desempeñar un importante papel en la cultura de Gallur y agradecer a D. Carlos Gracia Casado su envío, felicitando al mismo tiempo a todo ese activo grupo de personas que forman parte o colaboran con el Centro de Estudios Galluranos.



 

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