Heraldo de Aragón acaba de publicar en su edición digital un reportaje de Lucía Valero, dedicado a las “Cuatro grandes rutas de peregrinación que pasan por el Campo de Borja”, el cual puede leerse en este enlace.
Dos de esas rutas hacen referencia al Camino
de Santiago. La más conocida y señalizada es el Camino Jacobeo del Ebro que
parte de Tortosa y discurre por un trazado que ha sido objeto de diversas
manipulaciones para hacerlo más accesible.
No obstante, gracias al impulso del recordado Juan Ferrer, se llegaron a colocar hitos en el camino de Porroyo y placas en determinados puntos de Borja. Más tarde, a ese camino vino a sumarse el denominado “castellano aragonés” que llegó a trazarse por El Buste y el Santuario de Misericordia.
Otro de los itinerarios es el Camino de
la Vera Cruz que conduce a Caravaca de la Cruz, donde se venera un conocido Lignum
Crucis. Aunque se aducen razones históricas, su trazado es relativamente reciente.
Discurre por Talamantes, donde hay un
punto de sellado de la credencial de peregrino y pueden verse hitos en los que
se indica la distancia a Caravaca: 665 kilómetros. Si realmente este itinerario
fuera cierto, parece lógico pensar que debiera pasar por Ambel, donde hay otro
importante relicario con un Lignum Crucis procedente del existente en
Caspe, dado que un peregrino que va en busca de un resto de la Cruz de Cristo,
quisiera conocer otro existente en su camino.
Finalmente, el cuarto itinerario es el
llamado “Camino Ignaciano”, menos conocido, que discurre por el recorrido que
efectuó San Ignacio desde su Loyola natal hasta Manresa, donde concibió los
Ejercicios Espirituales en los días de retiro en una cueva allí existente.
Este camino pasa por Gallur y Mallén, localidad
esta última convertida en punto de unión de varios itinerarios. Queremos
recordar que la Ruta de la Garnacha está incluida en el camino jacobeo
castellano aragonés, y colabora en el sellado de las credenciales.
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