sábado, 6 de mayo de 2023

La rehabilitación del Palacio de Nogués

 

         El palacio de la familia Nogués en la actual calle de Costa de Borja es uno de los edificios emblemáticos de la ciudad y uno de los que cautivaron al arquitecto D. Fernando Chueca Goitia en su primera visita a Borja, allá por los años 60 del pasado siglo. Destacaba el ilustre arquitecto la belleza de su galería con columnas toscanas, con cubierta hacia el jardín, pero con el detalle de que la disposición de tejado del edificio a dos aguas, sobresaliendo sobre la galería, le daba el aspecto de un frontón triangular. Le llamó también poderosamente la atención el precioso jardín que, por entonces, aún conservaba su trazado original.



         Al morir el último propietario que residió allí y sus extrañas disposiciones testamentarias provocaron el desinterés de sus sucesores y el abandono del edificio, cuya supervivencia llegó a estar amenazada.

 

         No hace mucho, se hizo con su propiedad una importante empresa borjana y acometió su restauración. Al ser un edificio protegido, la Comisión Provincial de Patrimonio emitió un dictamen (al que tuvimos acceso) en el que imponía la obligación de conservar la galería y la escalera principal de este monumento que, en su origen, había sido el palacio de la familia Lajusticia en el siglo XVI, uno de los más importantes de la ciudad, posiblemente mayor que la Casa de las Conchas, aunque una parte del mismo fue derribado, incluyendo la zona que era de propiedad municipal. Lo que quedó fue esta otra zona a la que nos estamos refiriendo que, adquirida por los Nogués, fue completamente modificada, adaptándola a los gustos de la época, aunque el núcleo central siguió siendo el del primitivo palacio.

 



         En estos momentos, las obras están a punto de finalizar y, a pesar de ciertas reticencias iniciales, la impresión que produce una visión exterior es la que, en gran medida, se han logrado salvar sus principales características, como muestran estas imágenes.

 




         También se ha actuado en su fachada principal (que se encontraba en mejor estado) y se ha restaurado su puerta en la que esperamos vuelvan a ser instaladas las reproducciones de los hermosos “llamadores” con los que contaba, hasta que intentaron robarlos.

         No conocemos el resultado final de la restauración de su interior, adaptado a los nuevos usos del edificio, pero la valoración global debe ser positiva, algo que no ocurre con el antiguo jardín, pero esa es otra cuestión que no afecta a los propietarios del monumento.


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