Estos días se ha puesto a la venta en Internet un impreso con el menú que le fue ofrecido al Ministro de Justicia D. Raimundo Fernández Cuesta y a D. Jesús Muro Sevilla, con ocasión de la concesión de las primeras Medallas de Oro de nuestra ciudad que, en nuestros días, tanto se han prodigado.
El díptico ofrece la particularidad de
que lleva las firmas de los homenajeados. La del ministro, enmarcada en azul;
la de Jesús Muro, en verde; y, en rojo, la del Alcalde en aquellos momentos D.
Jesús Pellicer Bernal.
La comida, que tuvo lugar el 20 de
junio de 1948, se sirvió en la fonda del Santuario y, como puede verse, el menú
estaba integrado por “entremeses selectos fríos y calientes”; “huevos escalfados
Gran Duque” y “pollo asado, americana”. Como postres “helado Dama Blanca” y “tarta
Misericordia”, todo ello acompañado de Champán, vino tinto de Borja, Rioja
blanco, café y licores. Nada del otro mundo…
La imposición de las medallas se hizo
coincidir con la celebración de una Gran Romería, con motivo de la “restauración”
de la imagen de la Virgen en el taller de los hermanos Albareda de Zaragoza.
Fue editado un bonito cartel, diseñado
por José Pelayo y un programa, en el que se anunciaba como objetivo de la
romería el “hacer el voto Asuncionista y en rogativa por el Papa, por la paz
del mundo, por España y por su invicto Caudillo”.
El acto religioso estuvo presidido por
el Sr. Obispo D. Manuel Hurtado García y a él asistieron todas las autoridades
desplazadas, desde Madrid y Zaragoza, con amplia cobertura de los medios de
comunicación nacionales.
Fue idea del Alcalde el hacer coincidir
dos actos que no tenían ninguna relación, con una clara intencionalidad
política y, en honor a la verdad, hay que señalar que el ministro expresó su
pesar porque la imposición de las medallas hubiera tenido lugar en el marco de
una celebración religiosa, cosa que tampoco gustó al Sr. Obispo.
Para que nada faltase, también
estuvieron presentes los danzantes de San Bartolomé que interpretaron el
paloteado en la plaza del Santuario, en fecha diferente a la habitual, ante un
número de personas muy considerable.
Estamos intentando adquirir el menú con
las firmas, al que antes hemos hecho alusión, aunque su precio es bastante
elevado.
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