Un comentario sobre los nidos que comienzan a proliferar en Santa María, ha dado lugar a un comentario sobre los beneficios derivados de la actuación de las cigüeñas, cuya proliferación, en modo alguno, puede ser considerada una plaga.
No opinaba lo mismo Pedro Vizcay en un
artículo publicado en el Diario de León, en el que, entre otras cosas,
decía: “El ecosistema se está desequilibrando muy seriamente. A la
sobrepoblación de zorro y jabalí en las zonas llanas y de ribera se une ahora
un nuevo depredador: la cigüeña. Estas aves de gran envergadura eran la alegría
de los pueblos y el daño que causaban era mínimo, pero ahora se han
multiplicado pasando de la tradicional pareja que anidaba en el campanario a
las decenas de parejas que ya no encuentran espacio para anidar”, “En las
espadañas de las iglesias ya no hay un nido, sino tres o cuatro. Basta que un
tractor comience a arar una finca para que un ejército de cigüeñas se apreste a
devorar toda la fauna indefensa, ratones y topillos, pero también las lombrices
de tierra, muy beneficiosas para el campo, y que están mermando peligrosamente”.
Desde otro punto de vista, el Diario
de Huesca, publicó hace algún tiempo, una información en la que se decía: “Los
empresarios de los polígonos de Huesca ven con preocupación la cantidad de
cigüeñas que se han instalado en los postes y antenas de la zona. Una presencia
que se ha convertido en plaga, y que está ocasionando numerosos daños.
Piden una solución definitiva para estas aves. Una solución que podría ir
encaminada a la creación de cigüeñales, ubicándolos donde no perjudiquen a
nadie. Desde la Federación de Polígonos piden que se regule la situación y que
se tomen medidas al respecto. Hasta hace unos años las cigüeñas se ubicaban en
la Catedral donde se instalaron elementos disuasorios para evitar que acabaran
dañando el templo. Ahora, han encontrado en la zona industrial un hábitat
adecuado con numerosos postes y antenas y la cercanía del vertedero, donde conseguir
comida. Sin embargo, en los polígonos también causan molestias. Sus nidos
pueden llegar a pesar más de media tonelada y están dañando naves y vehículos… Los
empresarios de la zona piden una solución de urgencia ante un problema que
sigue creciendo”.
Consultando las páginas de Internet
pueden encontrarse numerosas informaciones sobre los daños que los nidos
ocasionan en los monumentos, al igual que sus deyecciones ácidas (como ocurre
con las palomas) y los constantes enfrentamientos entre quienes advierten del
peligro latente que entrañan los nidos con un peso superior a la media
tonelada, sobre los tejados, y quienes defienden a ultranza la presencia y
multiplicación de estas aves, cuyos beneficios y problemas vienen determinados,
como siempre ocurre, por el necesario equilibrio entre su número y el Medio
Ambiente.
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