El canal de Lodosa es una importante obra hidráulica cuya construcción supuso un importante impulso para la creación de nuevos regadíos en la Rioja, Navarra y Aragón, bien directamente por medio de sus aguas o a través de las elevaciones que, posteriormente, se efectuaron como es el caso de las que afectaron a varias localidades de nuestra comarca.
La idea
de construir un nuevo canal en la margen derecha del Ebro se remonta al siglo
XVIII pero fue finalmente el proyectado por el ingeniero D. Cornelio Arellano
Lapuerta (1867-1935) que había nacido en Caparroso y que fue, también, el autor
del primer proyecto para construir un embalse en Yesa. En la imagen aparece
junto al rey Alfonso XIII.
El 30
de mayo de 1915 se procedió a la inauguración oficial de las obras del canal en
un solemne acto en el que estuvo presente D. Abilio Calderón Rojo (1867-1939),
entonces Director General de Obras Públicas y más tarde Ministro de Fomento, de
Trabajo, Comercio e Industria y de Gobernación en distintos gabinetes.
Le
acompañaban, como reflejó el diario ABC en la correspondiente crónica los obispos
de Pamplona D. José López Mendoza OSA; de Tarazona D. Santiago Ozcoidi y Udave;
y de Calahorra D. Juan Plaza y García que, en realidad, era administrador
apostólico de esa diócesis, así como otras autoridades.
Con
ese motivo se distribuyó el díptico que reproducimos, conservado en nuestro
archivo, junto con otro folleto en el que, de forma más extensa, se describía
la obra, que también tenemos.
En
ambos aparece el plano del canal que partiendo de la llamada “presa de los
Mártires” en el término municipal de Lodosa, tenía una longitud algo superior a
los 12 kilómetros, regando directamente 29.071 hectáreas, 7.833 de las cuales
se encontraban situadas en la provincia de Zaragoza. El canal termina en el término
de Mallén, desaguando en el barranco de la Marga, desde el que discurren sus
aguas hasta el Ebro.
Menos
conocido es el hecho de que estaba proyectado continuarlo hasta Gallur, para
terminar en el embalse de la Loteta que estaba proyectado, pero que al
constatar sus dificultades, no se llevó a cabo hasta muchos años después,
alimentado ya con aguas de otra procedencia.
Tampoco
se recuerda que, en los años 70 del pasado siglo se hicieron gestiones para
elevar sus aguas a Borja. A pesar de la favorable acogida que tuvo la
propuesta, hubo que desistir de ella ante la oposición de nuestros agricultores
que aducían los costes derivados de la elevación.
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