Ayer las aguas de la Estanca de Borja estaban movidas. El fuerte viento reinante que, en los momentos en los que la visitamos superaban los 50 km/hora provocaba que sus aguas chocaran contra las motas.
La diferencia
era notable con aquella sensación de placidez registrada en nuestra pasada visita,
hace poco más de un mes. Entonces no soplaba el viento y una débil niebla
cubría la zona ofreciendo una imagen casi irreal.
Ahora,
las crestas de espuma que se pueden ver en estas fotos nos permiten hacernos
una idea de la fuerza del viento reinante en aquellos parajes que, incluso,
hacía complicada la deambulación.
No
obstante, la Casa permanecía firme, mostrando esa imagen que nunca nos cansamos
de admirar y cuya contemplación compensa con creces el paseo hasta ese hermoso
enclave borjano.
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