Marcelo Onrey fue un personaje que se calificaba de “veloceman europeo”, una denominación de difícil interpretación ya que entonces se aplicaba a los ciclistas, cosa que Onrey no lo era, sino un destacado prestidigitador y uno de los pioneros de la aerostación que estuvo en Borja en el verano de 1889.
Cuando
estuvo aquí gozaba ya de gran fama, dado que el año anterior había
protagonizado una ascensión en globo, desde la plaza de toros de San Sebastián
(en la imagen) presenciada por la Reina María Cristina que, muy complacida, lo
condecoró como se hace constar en el cartel insertado antes.
A
Borja vino sin el globo, pero expresó su deseo de ofrecer una demostración
durante las feria de septiembre, aunque no se alcanzó un acuerdo.
Durante
varios días en el antiguo teatro de Borja, situado en la calle Mayor, presentó
un espectáculo de linterna mágica del que se hizo eco el semanario local El
Trabajo, destacando el poco éxito de su primera actuación:
“Otra de las emociones, la debemos al
intrépido aeronauta Sr. Ourey que la noche del domingo pasado dio su primera
función en nuestro elegante coliseo.
Triste impresión debió tener el hábil
prestidigitador, al contemplar la poca concurrencia que le dispensó sus favores,
porque un hombre como él acostumbrado a exhibirse ante los públicos de las
principales capitales europeas, alguna mas entrada merecía.
Pero nuestro público no se hace esas
consideraciones, ¡ingrato!: aun hubo parte de él que no salió satisfecho de la
velada, ¡habrase visto!
Lo que menos gusto, fue la tercera parte
del programa ¡cuadros disolventes! en esta parte, el Sr. Ourey, nos dio un
curso de Historia Natural y como somos poco científicos…”.
Clemente
de Pablos Miguel en un artículo publicado en Cuadernos de Estudios Borjanos,
analizó lo ocurrido en esa ocasión, dentro de un estudio dedicado al “precine”,
porque antes de que el cine cobrara carta de naturaleza eran frecuentes unas
representaciones con la llamada “linterna mágica” en la que, a manera de los
proyectores de diapositivas, de ofrecían a un sorprendido público vistas de
lugares remotos o sesiones de contenido científico, acompañadas por unas
explicaciones.
Pero,
cuando Onrey (Ourey le llamaba el periódico) estuvo entre nosotros lo que al
público le interesaban eran las “fantasmagorías” unas sesiones con profusión de
esqueletos, demonios, espíritus y otros monstruos, con efectos especiales que
divertían al mismo tiempo que provocaban terror.
Pero
había más, pues el “profesor Onrey” que era llamado el “rey de los prestidigitadores
y el prestidigitador de los reyes” podía adivinar el pasado y el futuro.
Aunque
en Borja no le pudieron ver ascendiendo en globo, sí lo hizo en varias ocasiones
en Zaragoza. Concretamente, el 15, 18 y 20 de octubre de 1901. Subir en globo
entrañaba entonces sus riesgos y él sufrió varios accidentes, generalmente al
tomar tierra aunque en ocasiones, llegaron a sufrir los disparos de alguna
persona al sobrevolar determinadas poblaciones.
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