Hoy que vamos a hablar de la visita que efectuamos ayer a Ainzón es ocasión propicia para recordar a uno de sus hijos más ilustres, el poeta y dramaturgo Marcos Zapata, del que acabamos de incorporar a nuestros fondos este modesto recuerdo consistente en el artículo que le dedicó en las páginas de Blanco y Negro, en 1899, Luis Gabaldón.
Luis
Gabaldón Blanco (1869-1939) era otro dramaturgo que destacó también como
periodista y crítico teatral. Fue redactor de Blanco y Negro y colaborador de muchas revistas de su época.
En el
pequeño comentario que dedicaba a Zapata, que era 25 años mayor, recordaba las
tertulias del café Suizo en las que el poeta de Ainzón brillaba entre todos
cuando se encontraba en la cima de su fama como “autor de moda”.
El
Suizo era toda una institución. Había sido fundado en 1845 por dos empresarios
suizos, Pedro Fanconi y Francisco Matossi y estaba ubicado en la esquina de la
calle Alcalá con la actual de Sevilla. Era entonces el café “de más gusto y
lujoso que se ha conocido en Madrid”. En torno a sus mesas de mármol se reunían
los componentes de famosas tertulias que eran auténticas instituciones.
Las
hubo encabezadas por los hermanos Bécquer o por D. Santiago Ramón y Cajal. La
que menciona Gabaldón reunía a jóvenes
estudiantes que ya mostraban una incipiente vocación literaria.
En ese
café fue donde se popularizaron los “suizos”, esos bollos de leche con generosa
cantidad de azúcar en la parte superior, que se servían en el desayuno y la
merienda y que no tenían de suizos otra cosa sino el nombre del
establecimiento.
Nos ha
llamado la atención la imagen que ilustra el pequeño artículo, dado que se
trata de un retrato de Zapata, similar pero idéntico a otros conocidos que
lleva la dedicatoria: “Al Sr. Dn. Marcos Zapata que aunque conocí tarde, lo
admiraba y admiro como todos los argentinos admiran las bellas letras de
nuestra madre patria”. Y lo firma “Sociedad Fotográfica. Buenos Aires” en el
mismo año en que fue publicado en Blanco
y Negro.
Como
es sabido, Marcos Zapata marchó a la Argentina, después de que el Gobierno
prohibiera representar su obra La piedad
de una reina, pero regresó en 1898. Pensamos que la dedicatoria fue obra de
alguno de los miembros de la denominada “Sociedad Fotográfica Argentina de
Aficionados” que había sido creada en 1889 y de la que formaron parte
destacados personajes de la vida cultural y política, con lo que pudo entrar en
contacto Zapata.
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