La segunda mitad del siglo XIX fue pródiga en proyectos urbanísticos que pretendían mejorar el aspecto urbano de Borja. A ellos dedicamos un artículo en el nº 5 de Cuadernos de Estudios Borjanos, publicado en 1980. Entre esos proyectos, comentábamos la apertura de la calle Nueva cuyas obras se iniciaron en 1864, para finalizar al año siguiente.
En el
archivo municipal se conserva este plano de la situación de la zona antes de la
apertura de la calle que se trazó por el espacio que ocupaba la iglesia del
antiguo convento de agustinos (en el plano señalada en rojo). Al otro lado se
encontraba la actual calle de Goya (entonces de Alberites) de donde salía un
pequeño callejón (marcado con una flecha verde).
Pero,
durante mucho tiempo la calle que primero se llamó “Nueva” y más tarde “Don
Alfonso” y “General Franco” para recobrar el de “Nueva” cuando ya no lo era,
fue un espacio sin casas, un mero proyecto de futuro que tardó en cobrar forma.
En la imagen aparece el gran edificio, ahora en situación de abandono, que hace
esquina con la calle de Goya.
Fue
promovido por D. Luis Murillo, constituyendo una de las mayores obras acometidas en su momento. En julio de 1920 se cubrieron aguas y, con este
motivo, el propietario ofreció una gran fiesta en el Santuario de Misericordia.
Por lo tanto, la terminación de las obras tendría lugar algunos meses después.
A
diferencia de lo ocurrido con la iglesia, el edificio del convento (flecha
verde) se mantuvo mucho más tiempo, siendo utilizado como cárcel y dependencias
municipales. En su segundo piso se instaló la oficina de telégrafos.
Hemos
elegido esta postal porque, sobre la fuente, aparece un extraño armatoste de
iluminación que siempre nos había sorprendido. ¿A quién se le habría ocurrido
colocarlo en ese lugar? Pues acabamos de encontrarlo que su “inauguración” tuvo
lugar con ocasión de la Feria de Septiembre de 1924.
Y lo
curioso fue los grandes elogios dedicados al “artístico” aparato de luz
eléctrica, dotado con cinco magníficas lámparas de 200 bujías que irradiaban su
potente luz por toda la plaza e iluminaban la fuente. Parece increíble que los
vecinos lo recibieran con agrado y la prensa lo aplaudiera sin reservas.
No fue
hasta 1947 cuando se procedió a derribar ese histórico edificio y en el solar
resultante la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja
levanto su sede, con la sucursal en la planta baja y tres pisos de viviendas,
una de ellas para el director.
Pero,
en el resto del solar que se prolonga por la calle Nueva tan solo se
construyeron, por el momento, unos “almacenes” que, poco a poco, se fueron
transformando en establecimientos comerciales. Sin embargo el proyecto de
edificar nuevas viviendas sobre ellos nunca se llevó a cabo y, por esa razón,
todo un lateral de la calle presenta esa extraña “brecha”.
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