Los rebaños siempre despiertan el interés de aquellas personas que no están acostumbradas a verlos. Así lo constatamos durante nuestro recorrido por el camino del Campo cuando apareció uno de ellos por la vuelta de la Conejera.
Ver el
paso tranquilo de las ovejas y a las cabras ramoneando en los arbustos del
camino, despertó el entusiasmo de nuestros acompañantes que captaron estas
imágenes.
También
les llamó poderosamente la atención este pollino con esquila que cerraba la “comitiva”,
encabezada por un joven pastor, mientras ascendía entre las antiguas torres de
Herrando y Lon, en una mañana fría pero luminosa.
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