D. Pablo Pérez Montorio fue uno de los sacerdotes borjanos con mayor cultura y nivel de formación que ejercieron su ministerio pastoral en nuestra ciudad. A pesar de ello y del gran prestigio de que gozó en su época, no disponemos de muchos datos, desconociendo incluso, por el momento, su fecha de nacimiento y la de su defunción. Tampoco tenemos fotos suyas. Únicamente ésta en la que aparece, ya mayor, en compañía de un grupo de personas, algunas perfectamente identificables.
Se
había graduado como Licenciado en Derecho Canónico y también en Lenguas
Clásicas en la Universidad de Comillas y, aunque durante un breve período de
tiempo fue Vicerrector del seminario de Tarazona, renunció a una carrera
eclesiástica que podía haber sido brillante, para vivir en Borja como simple
beneficiado de Santa María.
Aquí
gozó de merecida fama como orador sagrado y escritor, así como por su labor al
frente de la Asociación de Hijas de María que reorganizó por completo. Tras su
fallecimiento, siendo Alcalde D. Vicente Compans, se dio su nombre a la calle
que discurre entre la plaza del Olmo y la de las Canales. A pesar de que,
posteriormente, por una desafortunada decisión se retiró su nombre de
callejero, la placa ha sobrevivido en el lugar en que fue colocada.
Hemos
dicho que destacó como escritor; también como poeta y fue el autor de la letra
del Himno a la Virgen de la Peana que, con música de D. Valentín Aznar se
interpreta actualmente.
Hoy
queremos recordar una poesía que dedicó a Borja, la ciudad de sus amores, en
1922, siendo publicada en el extraordinario de Ecos del Moncayo, con motivo de la feria de Septiembre.
Para
ello se inspiró en la poesía que, con el título “A mi adorada ciudad natal”
había escrito Emilio Alfaro Malumbres, utilizando los versos de una de las
estrofas como estrambote de las suyas.
Yo
te amo con frenesí
Por
eso a las auras día
Suspiros
de amor ardiente
Doquiera
que estuve ausente
De
la tierra en que nací
(Estrofa de la poesía
“A mi querida ciudad natal” de Emilio Alfaro Malumbres)
Glosa
Escucha, patria
gloriosa,
La expresión de mi
cariño,
Oye mi trova amorosa,
Porque prendado de ti,
Desde que era débil
niño
Yo
te amo con frenesí.
No sabes cuan triste
duelo
Sentí las veces
primeras
Que me alejé de tu
suelo,
¡Cuántas lágrimas
vertí!
Cuántas voces
lastimeras
Por
eso a las auras dí.
Mas no creas que la
ausencia
Mi tierno amor ha
deshecho;
Siempre te amo con
vehemencia,
Y cuando ocupas mi
mente
Siempre brotan de mi
pecho
Suspiros
de amor ardiente.
Cuando de ti me alejé
Conmigo llevé tu
Historia
¡Con qué placer la
estudié!...
¡Y cuán apaciblemente
Me recreó tu memoria
Doquiera
que estuve ausente!
Y hoy que entono esta
canción
Como enamorado arrullo
No sé qué extraña
pasión
Se enseñorea de mí...
Siento verdadero
orgullo
De
la tierra en que nací.
Hasta aquí la poesía de
D. Pablo. Algún día nos gustaría reunir, en una publicación, todas las que
distintos autores dedicaron a Borja, cuyo valor poético es dispar pero todas
están impregnadas de un especial cariño a la ciudad que merece ser recordado.
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