Efectivamente,
como habíamos supuesto lo que apareció en las obras de la plaza de Aguilar era
el caño que, dando comienzo en los sótanos de nuestra sede, discurre hasta la
plaza del Olmo.
Se da la circunstancia de que la mayor parte de ese caño estaba excavado en la piedra roya, lo que lo diferenciaba de otros caños. Lamentablemente, ha sido destruido; la pala rompió su bóveda como se aprecia en esta fotografía que corresponde a la parte en dirección a la Casa de Aguilar.
Por la
otra parte ha quedado completamente destruido y obturado, habiendo sido
colocadas ya encima las nuevas conducciones. Se pierde, por lo tanto, un
elemento de interés por donde llegamos a circular en el pasado, en el curso de
un recorrido por el subsuelo de Borja que, en muchas ocasiones, hemos sugerido
que podría hacerse visitable. Pero, además, esos caños cumplían una función de
drenaje de las aguas procedentes de una capa freática muy superficial por lo
que, al inutilizarlos lo que se consigue es que aumenten las humedades en los
edificios cercanos.
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