Cuando actualmente la mayor parte de nuestras comunicaciones se realizan a través de Internet o con teléfonos móviles de última generación, resulta difícil comprender lo que representó a finales del siglo XIX la progresiva llegada a nuestra ciudad de los nuevos adelantos tecnológicos. Estamos hablando de la luz eléctrica, el telégrafo, el ferrocarril, las primeras carreteras, el teléfono y más tarde el abastecimiento de agua. Por ello, para conocimiento de las nuevas generaciones nos gustaría dar a conocer como se lograron estos “adelantos de la técnica y hoy nos centraremos en la llegada del telégrafo que tuvo lugar, entre 1882 y 1883.
La
oficina telegráfica fue instalada en la segunda planta del antiguo convento de
agustinos, en la plaza de la Constitución (ahora de España), junto con las de
Correos y en días pasados hemos
publicado fotos en las que se ve el cartel de “Telégrafos” en la fachada del
edificio.
Un personaje decisivo para lograr esta mejora fue el
Diputado D. Juan Salvador Herrando Sancho (1823-1891) que, aunque había nacido
en Gallur, siempre se consideró borjano, pues la
familia se estableció aquí cuando tenía escasos meses, al hacerse cargo su
padre de una de las farmacias de la ciudad.
Como empresario vinculado a la
construcción de los ferrocarriles portugueses, logró obtener una posición muy
desahogada, lo que le permitió dedicarse a la política, siempre en las filas
del Partido Liberal. Siendo relativamente joven ya concurrió a varias
elecciones de Diputados a Cortes, sin obtener un escaño hasta las celebradas en
1871, siendo reelegido por la circunscripción de Borja en 1872, 1879, 1881 y
1886. Por otra parte, en 1874 fue nombrado Comisario Provincial de Agricultura,
Industria y Comercio. Posteriormente, fue Director General de Aduanas en 1882 y
1885.
En Borja mandó construir una bonita
torre a la que dio el nombre de “La Casimira”, pero siempre fue conocida como
la “Torre Herrando”. Sus actuales propietarios han tenido el acierto de
conservar el nombre y restaurar la casa, en forma de castillo, donde cada año
acudían a visitar a Herrando relevantes políticos españoles. Un propietario
posterior fue un marino francés que había sido comandante de un submarino en la
I Guerra Mundial y del que escuchamos algunas de sus aventuras bélicas.
Ahora, el Dr. Alberto ha puesto
especial empeño en mantener también el precioso jardín con algunas coníferas de
gran porte que fueron plantadas por el ilustre diputado, al que el Ayuntamiento
de Borja dedicó una lápida conmemorativa que, retirada de la Casa Consistorial
se conserva ahora en la sede del Centro y en la que se muestra el
reconocimiento de la corporación municipal por su contribución a la llegada del
telégrafo, del ferrocarril y de la primera carretera que hubo aquí: la de Borja
a Rueda.
No obstante, durante mucho tiempo, la
oficina de Telégrafos prestó un servicio limitado al estar clasificada en la
categoría inferior. En años posteriores se luchó por conseguir que el servicio
fuera permanente, dado que no había otro medio rápido de comunicación. En 1923,
la oficina de Correos había subido de categoría, pero la de telégrafos seguía
igual y con unas instalaciones muy deficientes. Durante la gran epidemia de
gripe de 1918, el servicio quedó interrumpido al contraer la enfermedad la
única telegrafista que había.
Como anécdota podemos referir que,
cuando se estableció un enlace con el Santuario de Misericordia. Un agricultor
desaprensivo cortó uno de los postes del tendido para utilizarlo como timón de
su arado.
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