Como
ya señalamos en un artículo anterior, hemos constatado la existencia de una
serie de postales de Tudela que fueron realizadas por Juan Mora Insa, aunque la
edición corrió a cargo de la empresa Sagasti y Huget, a diferencia de otras
Mora que publicaba él mismo.
La primera que nos ha llegado de las que hemos conseguido localizar es la que lleva el nº 14 de la serie que lleva por título “Claustro de la Catedral”. Una postal no es un mero objeto de coleccionismo, sino que ofrece muchos datos cuando se estudia detalladamente. Esto es lo que queremos hacer hoy con esta postal en la que aparece en primer término un personaje, con un aspecto un tanto singular. Comoquiera que la imagen está un tanto desfigurada no podemos asegurar de quién se trata pero, por el ropaje que viste y la vara metálica que apoya sobre sus rodillas parece ser el azotaperros de la catedral.
Quienes
visiten ahora la catedral de Tudela contemplarán esta imagen de su claustro
que, comparándola con la anterior, cabría dudar de si se trata del mismo
monumento.
Pero
lo es y aquí tenemos una foto de su interior, tomada desde el mismo ángulo que
la postal, y otra del exterior. Ocurría que el claustro había sido objeto de
numerosas reformas que desvirtuaban por completo el primitivo claustro
románico, cuyos capiteles quedaban embutidos en el cierre de los vanos. Además,
sobre la planta baja se habían levantado otras dependencias que afectaba a la
estabilidad del conjunto.
Fue en
1941 cuando la Institución “Príncipe de Viana” inició la restauración del
monumento, bajo la dirección del arquitecto D. José Yarnoz Larrosa. Fue una
intervención muy radical que, probablemente, ahora no sería posible. En ella
fueron eliminados todos los elementos posteriores a la obra original, incluso
las bóvedas de crucería, reemplazadas por una cubierta plana de madera. También
fueron demolidos los pisos superiores. Las obras continuaron durante años y
recientemente finalizó una nueva fase que ha devuelto todo su esplendor a este
hermoso recinto.
Por el
reverso de la postal, podemos conocer que fue remitida por “F. Fuentes” el 17
de febrero al apartado 776 de Barcelona, correspondiente a “Tipografía C.
Canals”. Hemos conseguido identificar a estos personajes.
El
remitente (F. Fuentes) era el sacerdote y gran historiador D. Francisco Fuentes
Pascual que había nacido en Tudela el 5 de octubre de 1893 en el nº 19 de la
calle Gaztambide, la misma dirección que hace constar en la postal que firmó
cuando tenía 33 años. Ordenado sacerdote en 1917, cursó después la carrera de
Historia en la Universidad de Zaragoza. Escritor prolífico llegó a ser
archivero de la catedral y del ayuntamiento. El contenido de su misiva trata
sobre un libro que no hemos podido identificar, el cual había recibido
incompleto.
El
destinatario de la postal era M. Casals (Miguel Casals) de la Tipografía
Católica Casals, una empresa familiar fundada en 1870, situada en la calle Caspe
de Barcelona.
El
impulsor de la misma fue D. Ramón Casals Xiqués, junto con D. Primitivo Sanmartí
que se apartó pronto, siendo reemplazado en 1876 por Miguel Casals, hermano del
fundador.
D.
Miguel murió en 1913 y, en 1918, falleció su hermano Domingo. Fue entonces
cuando la empresa se escindió, por acuerdo de los hijos de ambos. Mientras que
el hijo de D. Miguel, llamado Ramón, decidió crear otro negocio con el nombre
de Librería y Tipografía Católica, en la calle Pino nº 5, al que corresponde el
encarte superior, los hijos de D. Ramón (Miguel y Javier) continuaron en la calle
Caspe con la Tipografía Católica Casals, conservando incluso el mismo apartado
postal.
A
Miguel Casals (M. Casals) es al que se dirigía D. Francisco Fuentes en la
postal. No podían imaginarse entonces que, en el transcurso de la guerra civil,
sería asesinado por sus ideas católicas, mientras que su hermano Javier se
salvó en el último momento por intercesión de los obreros de la editorial que
adujeron que su presencia era necesaria para mantener la empresa que lógicamente
no publicaba, en aquellos momentos, obras de carácter religioso.
Curiosamente,
en un trabajo sobre la Editorial Casals, que ha sobrevivido hasta nuestros
días, Jaume García Ferrer, de la Universidad Autónoma de Barcelona
(posiblemente estudiante) escribía en 2019 que Miguel Casals “fue asesinado por
los golpistas”. Habría que estudiar también cómo el subconsciente de un joven
puede confundir de manera tan burda a los “golpistas” con los “no golpistas”,
quizás porque considerara que el mal era patrimonio exclusivo de los
primeros...
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