La
prensa aragonesa está informando estos días de las recogidas de firmas
emprendidas por varios colectivos en contra de los proyectos de instalación de
parques eólicos en el Maestrazgo y el Matarraña.
En realidad no son expresión de una oposición contra este tipo de producción de energía, sino de la masificación que se viene observando a la hora de instalar los aerogeneradores, muchos de ellos en zonas paisajísticas muy sensibles.
Las
protestas turolenses vienen a sumarse a otras muy recientes en diversas zonas
de la geografía española como Galicia o Cantabria y a las de otros países europeos.
Es cierto también que esos planteamientos son completamente rechazados por los
defensores de la energía eólica al presentarla como la más limpia y ecólogica,
minimizando su impacto ambiental, tanto el paisaje como en la fauna.
Una
publicación de la Universidad de Valencia ya alertaba sobre estas posiciones
contrapuestas, aconsejando que no fuera infravalorado el rechazo a la
instalación masiva de molinos.
Si el
rechazo no es mayor, se debe en buena medida a los intereses económicos que
subyacen detrás de este tipo de energía, cuya producción se ha convertido en
una fuente extraordinaria de ingresos para muchos municipios.
Que,
al margen de ello, tiene ventajas es indudable pero también inconvenientes que
no hay que minimizar, entre ellos la repercusión de su coste en el recibo de
los ciudadanos. Pero mientras la polémica a favor y en contra avanza con los
argumentos que cada parte presenta, se suele obviar que estamos a las puertas de
la irrupción de un modelo revolucionario en la producción energética, el de la
fusión nuclear, mucho más limpia y barata (ojo no confundirla con la fisión
nuclear), que terminará por arrinconar a otros sistemas. A nosotros lo que nos
preocupa es quién retirará entonces los molinos...
Queremos
recordar que nuestro Centro fue pionero a la hora de alertar sobre el impacto
ambiental de los parques eólicos. En el número 74 de nuestro Boletín Informativo publicamos el texto
de la comunicación presentada por el Prof. D. José Antonio Armillas a la XVIII
Reunión de Asociaciones y Entidades para la Defensa del Patrimonio Cultural y
su entorno, convocada por Hispania Nostra en Granada en 1996.
Con el
título “Energía y Naturaleza” el Prof. Armillas se refería al caso concreto de
la Muela Baja de Borja donde la instalación de los primeros parques eólicos de
nuestra zona sólo había sido posible desclasificando un espacio que tenía la
condición de “Zona de protección especial”.
Entonces,
como ahora, lo que hemos defendido es que a la hora de optar por la energía
eólica se deben tener en cuenta tanto sus ventajas como sus inconvenientes, así
como una visión de futuro ya que, como hemos comentado, la mejor alternativa
hoy no tiene necesariamente que serlo en el mañana.
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