En la plaza de Ntra. Sra. de la Peana de Borja existían tres madroños a los que se hizo referencia en la obra Borja. Especies ornamentales. No eran los únicos de nuestra ciudad, dado que en la torre Herrando hay un ejemplar de considerables dimensiones y cerca de 200 años de antigüedad, que está catalogado por el Gobierno de Aragón.
Pero
los de la plaza comenzaron a adolecer de una enfermedad cuyo origen no
conocemos. Intentaron salvarlos pero ayer, uno de ellos presentaba este
lamentable aspecto.
El
contiguo al anterior presenta parecidos síntomas aunque aún se mantiene vivo.
Mucho nos tememos que de seguir así los madroños borjanos pasen a formar parte
del recuerdo, desapareciendo del paisaje urbano estos arbustos que son un
símbolo de la capital de España. Sólo nos quedara el oso...
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