Recientemente
ha sido sustituida la iluminación del retablo mayor de la colegiata de Santa
María por una nueva instalación con focos led. No hemos podido ver el resultado
pero nos han informado de que se ha conseguido una mejora sustancial,
especialmente por lo que respecta a la zona superior del retablo.
Los nuevos materiales han contribuido en los últimos años a cambiar radicalmente el interior y el exterior de nuestros templos que, hasta hace relativamente poco tiempo, no contaban con otra iluminación que la procedente de los ventanales, cuando los había, o la luz mortecina de los cirios.
En las
construcciones románicas la falta de luz era una de sus características
fundamentales que vino a cambiar el gótico con los amplios vanos cerrados con
vitrales en los que la luz al pasar provocaba efectos muy llamativos. Pero eso
ocurría en las grandes catedrales ya que en los pequeños templos la situación
era muy diferente e, incluso, soluciones arquitectónicas posteriores como las
bóvedas de lunetos lo que pretendían era mejorar la iluminación interior de las
iglesias.
En
algunos lugares, como en la iglesia del monasterio de Veruela, se instalaron
lámparas a imitación de las “coronas de luz” francesas que, originalmente,
tenían velas aunque ahora sean eléctricas. Es probable que en Borja también las
hubiera, no de esas características, sino de mucho menor tamaño.
La
llegada de la luz eléctrica supuso un cambio radical, dado que se recurrió a
ella tanto para la iluminación ordinaria como en los casos extraordinarios. Uno
de ellos es el que aparece reflejado en la decoración del altar mayor de Santa
María para la fiesta del Sagrado Corazón. Además de una estructura cuadrangular
con bombillas se colocaban guirnaldas de bombillas rodeando las columnas. El
conjunto aparece flanqueado con “arañas” domiciliarias y los ángeles que
portando luminarias se popularizaron en aquellos años.
Llamamos
la atención también sobre los antiguos bancos para la corporación municipal
porque cada uno de ellos tenía 8 plazas. No sabemos qué fue de ellos, tras su
retirada por parte del entonces párroco, a pesar de que no eran suyos, sino del
Ayuntamiento, y su sustitución por otros de menor tamaño que obligan a colocar
sillas supletorias pues no tienen capacidad para todos los miembros de la
corporación.
La
nave se ilumina aún con unas lámparas cuya forma recuerda a las citadas “coronas
de luz”. Instaladas a mediados del siglo XX, vinieron a sustituir a unos brazos
que salían de los muros. Luego se instalaron los focos que corren por la
cornisa e iluminan la bóveda, así como los laterales, ahora reemplazados, que
daban luz al presbiterio y al retablo.
Acerca
del entusiasmo desatado por la irrupción de la luz eléctrica tenemos esta
preciosa fotografía de la Virgen de Misericordia en torno a la cual se
dispusieron todas esas bombillas que se aprecian perfectamente. Lo sorprendente
es que, en aquellos tiempos de precarias instalaciones sin sistemas de
seguridad, no se incendiaran más retablos.
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