En el
proceso de catalogación de nuestros fondos fotográficos le ha tocado su turno a
la colección de la familia Ojeda que, en su momento, fue digitalizada por José
María Belsué. En ella hay numerosos retratos, identificados en ocasiones y en
otras no.
Uno de
ellos es el de esta guapa y espigada niña, con traje de Primera Comunión, en el
dorso del cual figura escrito el nombre de “Faustina Mata y Guerrero”.
Ignoramos por el momento las razones por las que figura en esa colección pero, al igual que ha ocurrido con otros, quisimos conocer algunos datos de la biografía de esta niña, encontrándonos con la sorpresa de que llegó a ser un personaje relevante de la sociedad catalana.
Faustina
había nacido en Barcelona el 18 de agosto de 1866. Quedó huérfana de padre en
1870 cuando aún no había cumplido los cuatro años. Junto con su madre Dª.
Carolina Guerrero y su hermano Francisco, viajó por diferentes lugares de
España. Tras un dilatado proceso, en 1892 lograron resolver la testamentaría de
su padre, ante el notario de Barcelona D. Ignasi Plana i Escubós (1863-1903)
que debió quedar prendado de Carolina pues, el 15 de octubre de 1893, contrajo
matrimonio con ella en la iglesia de Santa Ana de la ciudad condal. Dos años
antes había muerto, a consecuencia de la tuberculosis, su hermano Francisco que
se había licenciado en Derecho y seguía siendo soltero. Su fallecimiento causó
profunda pena en Carolina y marcó alguna de sus decisiones posteriores.
No
habían transcurrido diez años desde su boda cuando Ignasi Plana murió el 10 de
julio de 1903, a los 39 años de edad, sin haber tenido hijos. Faustina se convirtió
en heredera universal sumando a su propio patrimonio el de su esposo.
Su
viudedad duró muy poco pues, en 1905, volvió a casarse con el Dr. D. Francesc
de Paula Fábregas i Mas, nueve años mayor que ella pues había nacido el 11 de
noviembre de 1857.
Con 23
años se graduó como Licenciado en Medicina y Cirugía, llegando a presidir la
Academia de Ciencias Médicas de Cataluña. Fue asimismo miembro de la Sociedad Económica
de Amigos del País y fundador del Real Automóvil Club de Cataluña pues fue una
de las primeras personas en contar con coche propio.
Pero también
se sintió tentado por la Política y en 1918 resultó elegido Diputado por el
distrito de Olot, formando parte de la candidatura de la Lliga Regionalista. En
esta imagen, tomada el día de la inauguración de la Central Telefónica de Granollers
(1916), aparece con otras autoridades, marcado con una cruz roja y, como puede
apreciarse no era de elevada estatura.
Tuvo
como afición la Pintura, llegando a ser recompensado con un premio otorgado por
el Sindicato de Médicos de Cataluña. Además reunió una importante colección de
obras de Arte que donó al Museu Nacional d’Arte de Catalunya, pues falleció sin
descendencia.
Su
generosidad y munificencia se manifestaron en numerosas ocasiones, compartiéndola
con su esposa Faustina y después de la muerte de ésta en 1924, cumpliendo sus
disposiciones testamentarias. Las fotos del matrimonio que reproducimos
aparecieron publicadas en el periódico El
9 Nou que, en 1994, dedicó un amplio reportaje a los benefactores del
hospital de Granollers.
Porque
su contribución fue decisiva para la finalización de las obras del Hospital
Asilo de Granollers, iniciadas en 1913 por Francesc Ribas y que atravesaban un delicado
momento por falta de recursos económicos.
Su
aportación fue recompensada con la placa que le fue dedicada el 11 de
septiembre de 1924 y, en 1935, con el busto que fue erigido junto al de
Francesc Ribas a la entrada del hospital.
Poco después
de serle dedicada la placa falleció su esposa Faustina Mata (20 de octubre de
1924) con la que tantas obras de beneficencia había realizado, tanto en las
Casas de Maternidad y Caridad de Barcelona
como en la llamada “Residencia Fábregas” para los alumnos de los Hogares Mundet
que La Vanguardia Española, destacaba
en 1965 como “benemérita labor de un matrimonio ejemplar”.
Pero,
lo más importante es que, en el testamento de Faustina, figuraba un legado
destinado a construir un pabellón para la atención de enfermos de tuberculosis
en el hospital de la Santa Cruz y San Pablo, que debía llevar el nombre de “Manuel
Mata”, en recuerdo a su hermano víctima de esa terrible enfermedad, aunque
siempre fue conocido como pabellón Fábregas-Mata o de “Santa Faustina”.
Las
obras quedaron interrumpidas por la guerra civil, siendo finalmente inaugurado
en 1940, desempeñando ese cometido hasta 1994, siendo finalmente derruido en
1997 para construir el nuevo hospital.
Todo
ello hemos podido conocerlo incitados por la contemplación del retrato de una
niña, del que únicamente nos queda por saber el motivo por el que se conserva
en ese archivo borjano.
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