En la visita efectuada ayer al cementerio de Borja volvimos a contemplar la lápida instalada, en 2018, muy cerca de su entrada, “En Memoria de los vecinos de Borja, víctimas de la dictadura fascista”. En su momento, ya comentamos los múltiples errores que contiene, el más importante de los cuales es la omisión de los nombres de vecinos que, como dimos a conocer en nuestro Diccionario Biográfico, fueron fusilados en 1936. Por el contrario, se incluyen los de otros que ni eran de Borja ni eran vecinos de la ciudad. Todo ello aparece en el artículo que publicamos en este blog el 11 de agosto de 2018.
Pero, lo más burdo, es la inclusión del
nombre de D. Rafael Escanilla Salesa, del que el autor del texto de la lápida desconocía
su segundo apellido, por lo que decidió resolver su ignorancia con esa absurda
alternativa de “Solera/Salesa”.
D. Rafael Escanilla era uno de los
farmacéuticos de Borja y aunque perseguido por su ideología republicana, no
llegó a ser fusilado, razón por la cual su familia ya pidió, sin conseguirlo,
el que fuera retirado su nombre de la placa, en donde han tapado en varias
ocasiones ese espúreo apellido de “Solera”.
Se da la circunstancia de que D. Rafael Escanilla Salesa está enterrado en nuestro cementerio, junto con su esposa Dª. Bernarda Santalo de Andrés. En la lápida figura la fecha de su muerte: el 19 de julio de 1940.
Uno de sus hijos, D. Rafael Escanilla
Santalo, figura en la lápida dedicada a los caídos en combate. Había nacido en
Borja el 11 de octubre de 1913, y murió combatiendo el 5 de junio de 1937 en el
frente de Huesca, siendo Sargento del Regimiento de Zapadores nº 3, cuando ya
había sido propuesto para ascender a Alférez por méritos de guerra.
El Noticiero de Zaragoza, en su edición del 27 de junio de 1937, dedicó una
columna al heroico comportamiento del sargento Escanilla, así como a las
heridas recibidas anteriormente por su hermano, destacando que “la madre de
estos muchachos ha prestado una dura y gloriosa contribución a la causa de
todos”.
El hermano a cuyas heridas se hace alusión, había sido uno de los fundadores de la Falange borjana y, en los primeros momentos de la guerra, marchó al frente, donde fue herido gravemente, siendo declarado inútil para el servicio por el correspondiente Tribunal Médico.
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