Había expectación por saber la incidencia que, la coincidencia horaria con otro acto cultural, podía tener en la celebración del anunciado homenaje a Borja de Pedro en la Casa de Aguilar. Pero, la capacidad de nuestro Salón de Actos resultó insuficiente para acoger a el elevado número de familiares y amigos que quisieron estar presentes.
Entre los asistentes hubo personas
llegadas desde muy diversos lugares, entre ellas de aquellas localidades a las
que estuvo especialmente vinculado Borja de Pedro. Algunas de ellas tuvieron
que permanecer en el exterior del Salón pues, como hemos comentado, no era
posible acceder a su interior.
Presidió el acto el hijo del
homenajeado D. Nicolás de Pedro Domínguez, acompañado por D. Germán Bandrés
Martínez y por nuestro Presidente, que intervino en primer lugar agradeciendo
la presencia de tan elevado número de personas que habían querido sumarse al
reconocimiento que el Centro tributaba a uno de los más grandes artistas vinculados
a nuestra ciudad.
Resaltó la relación que mantuvo con el Centro
de Estudios Borjanos desde su inicios y recordó algunos pequeños detalles como el
grabado que elaboró cuando se puso en marcha la Feria de Arte y Artesanía en la
plaza del Mercado, a la que denominó “Plaza Mayor de la Artesanía en Aragón”. Agradeció
también la colaboración de todos los que han hecho posible la instalación de la
exposición y, de manera especial, la contribución de D. Germán Bandrés con
varias obras, entre las cuales destaca un lienzo emblemático.
Fue D. Germán Bandrés quien intervino a
continuación, recordando con emocionadas palabras su relación con el
homenajeado, con el que cursó en Barcelona la carrera de Arquitecto Técnico
(que nunca ejerció), y cuya trayectoria artística apoyó desde sus inicios.
Refirió la anécdota de la adquisición de una de sus primeras obras que, en
cierta medida, fue lo que le llevó a convertirse, al cabo del tiempo, en un
reputado galerista. En la Sala Gaudí organizó una exposición de Borja y a él le
adquirió esa obra titulada “La torre de Babel”, a la que antes hemos comentado
y cuya contemplación justifica, por sí sola, la visita a la exposición.
Su hijo D. Nicolás de Pedro cerró el turno
de intervenciones, relatando con gran amenidad, numerosas anécdotas protagonizadas
por su padre, no sólo en España, sino en los diferentes países en los que se
hizo notar su presencia. Habló concretamente de Kazajistán, el Japón y la India.
Respecto al primero, se dio la curiosa coincidencia, como posteriormente
recordó nuestro Presidente que, según un destacado profesor universitario de
aquel país asiático, de allí procedían los Borja, palabra que, en su opinión,
era de origen kazajo. Especialmente impactante fue su estancia en Japón, con
cuya cultura y forma de vida se identificó plenamente y de la que nos han
quedado testimonios tan llamativos como los dos vídeos que se pueden ver en la
exposición. Hizo alusión también a su relación con Camilo José Cela y a los
problemas suscitados con la edición de una obra suya, en la que trabajo durante
dos años y de la que el escritor renegó, tras recibir el Premio Nobel, por su
carácter pornográfico. Uno de los escasos ejemplares de la misma, se conserva
en nuestro Centro y puede verse en la exposición, tras haber sido donado por D.
Germán Bandrés.
Al finalizar el acto en el Salón de
Actos, los asistentes se trasladaron a las bodegas de la Casa, para visitar la
exposición que, como hemos dicho, merece la pena. Lógicamente, una de las cosas
que más interés despertó fue ese vídeo de Borja de Pedro pintando en Kyoto el retrato
de Gandhi, utilizando una bicicleta transformada en peculiar instrumento para
su realización. Como colofón, la familia ofreció un aperitivo en el transcurso
del cual volvieron a surgir numerosos aspectos relacionados con ese gran
artista y hombre bueno que fue Borja de Pedro.
Para nuestro Centro ha constituido un
motivo de especial satisfacción el constatar la gran acogida que ha tenido este
homenaje, superando por el número de asistentes a otros actos multitudinarios celebrados
recientemente.
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