La Virgen de Torrellas fue una de las imágenes marianas que mayor fervor suscitaron en Mallén, desde que fuera encontrada por una pastora en el lugar en el que se levantó una ermita en su honor que, posteriormente, fue el lugar elegido para construir el convento de franciscanos del que no han quedado ni los restos que muestra esta fotografía.
Tras la desamortización
del convento en 1835, la imagen de la Virgen de Torrellas fue llevada a la iglesia
parroquial de Mallén, donde se le dedicó una capilla. Inexplicablemente, a
finales del siglo XX la histórica imagen fue vendida y, en su lugar fue
colocada esta otra (de busto) que lleva por título el de Virgen de Novillas.
Nunca hemos
entendido la decisión de vender una imagen que había sido objeto de muy
especial veneración y, en torno a la cual, se habían documentado varios
milagros, uno de los cuales fue documentado el 26 de junio de 1552.
De él levantó
testimonio el notario de Mallén Miguel Brun, aunque el Dr. Aguilera nos ha comentado que no se conserva el protocolo del citado notario.
El milagro
había acaecido el domingo de Quasimodo de ese año, en la persona de Beatriz de
Orense, casada con Pedro “El feo”, con el que llevaba una vida itinerante. Tras
sufrir un ictus, en febrero de 1551, encontrándose en la Rioja alavesa, quedó
muy disminuida, con la mano y pierna izquierdas paralizadas, así como con
dificultades para expresarse. Desde ese momento tuvo que valerse de unas
muletas para andar.
Al tener noticia de que, en Mallén
se celebraba todos los años una romería, el domingo siguiente a la Pascua, a la
ermita de Ntra. Sra. de Torrellas (donde más tarde se levantó el convento de
franciscanos, como hemos dicho), a la que acudían enfermos y pobres de muchos
lugares, decidió ir con su marido. Tras velar toda la noche en la ermita,
asistió a la misa que celebró un religioso de Borja. Al término de la misma, le
pareció “que ensoñaba que la soltaban y que tenía dormido el pie”. Al
levantarse del suelo donde estaba reclinada, notó que podía andar con soltura
y, abandonando las muletas, pudo dar tres vueltas a la ermita entre el regocijo
general.
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