Quienes visitan la iglesia parroquial de San Miguel, en Ambel, quedan sorprendidos al encontrar en una hornacina la cabeza momificada del comendador de la Orden de San Juan de Jerusalén D. Melchor de Monserrat. Está en la preciosa capilla que, a los pies del templo mandó edificar su hermano D. Pedro de Monserrat, comendador de Ambel, al igual que lo fue el propio D. Melchor y otro miembro de la familia, D. Francisco de Monserrat.
Había
nacido en la localidad castellonense de Canet, en el seno de una ilustre
familia que, a lo largo de la historia, dio a la Orden de San Juan de Jerusalén
varios miembros destacados.
El 23 de junio de 1565, D.
Melchor murió defendiendo el fuerte de San Telmo en Malta. En aquellos
momentos, residía en la isla, donde era considerado un caballero ejemplar y
modelo de cristianos, así como un excelente militar. A diferencia de D. Pedro,
probablemente nunca llegó a visitar Ambel.
En Malta participó en la
heroica defensa de la isla frente al ataque de los turcos, en 1565, en lo que
fue conocido como el “Gran Sitio de Malta”. El 18 de mayo de ese año, una
poderosa flota compuesta por 159 galeras y 50 transportes con 45.000 soldados
turcos llegaron a la isla. Frente a ellos, el Gran Maestre Jean de la Valette,
sólo podía oponer a 500 caballeros de la Orden y 5.000 hombres reclutados entre
los habitantes de la isla. D. Melchor de Monserrat fue nombrado gobernador del
fuerte de San Telmo que defendía la entrada a la bahía de la ciudad que hoy
lleva el nombre de La Valette.
Allí resistió durante
días el ataque de fuerzas muy superiores, hasta que al amanecer del 23 de junio
de 1565, los turcos lograron desbordar las defensas y se hicieron con el
control del fuerte. D. Melchor murió en el ataque y su cabeza fue clavada en
una pica. En el asalto murió un hermano menor, llamado Antonio. Su sacrificio
no fue inútil, ya que los atacantes sufrieron más de 6.000 bajas, entre ellas
la del famoso bajá de Trípoli Dragut. Por otra parte, dio tiempo a la llegada
de una expedición enviada por el virrey de Sicilia D. García de Toledo que
consiguió levantar el sitio y salvar a la isla.
La cabeza de D. Melchor
fue recuperada y enviada a Ambel, mientras que su cuerpo, con el de los
restantes defensores está sepultado en el claustro de la concatedral de San
Juan, en la capital maltesa, donde tuvimos ocasión de rendirle un homenaje.
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