Fue el 24 de junio de 1657 cuando todos los vecinos de la ciudad, reunidos en consejo con la corporación municipal, acordaron celebrar todos los años una “gran fiesta” este día. La decisión vino motivada por una gran “pedregada” que había descargado sobre los términos de la ciudad, arrasando todas las cosechas, por lo que decidieron encomendarse al Santo para que, en el futuro, les librase de una desgracia semejante.
Desde
entonces se celebró, cada 24 de junio, una Misa Solemne, a la que acudía el
Ayuntamiento en corporación, “con sus maceros y alguaciles”, y así se figuraba
todavía en el artículo 5ª de las Ordenanzas Municipales de 1907, las últimas
impresas. En esta antigua fotografía se puede ver la procesión con la imagen
del Santo que era conservada en el despacho del Sr. Alcalde, junto con la de
San Roque (otro Santo con fiesta votada en Borja). La peana va precedida por el
clero y, tras ella aparece el Ayuntamiento y la Banda de Música. Lo curioso es
que salen de la antigua parroquia de San Miguel, lo que nos induce a pensar
que, al menos en esa ocasión, la fiesta se celebró allí.
La
importancia de la fiesta se manifiesta también por el hecho de que, en 1894, el
entonces director de la Banda de Música D. José Gusi, compusiera una marcha
lenta, titulada “El 24 de junio” para ser interpretada durante la procesión, la
cual dedicó al Alcalde de la ciudad D. Gerardo López Larraya, al Ayuntamiento y
a la Sociedad Musical.
Por otra parte, la fiesta se celebraba también en el barrio de San Juan, colocando otra imagen del Santo en la hornacina que existía en una casa ya desaparecida. La hoguera corría a cargo de los vecinos, tradición que se rememoró ayer.
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