Una de las piezas más curiosas que se conservan en la Casa de Aguilar, es el manto o hábito de miembro de Real Hermandad de Infanzones de Illescas, que viste un maniquí, al que Aitana, en el dibujo al que hacíamos referencia ayer, describía como “un poco aterrador y con ojeras”.
El hábito
perteneció a D. Carlos Sánchez del Río Peguero, que fue miembro de la hermandad
y se retrató vistiéndolo, como puede verse en la escalera principal de la Casa.
Fue completamente restaurado por nosotros y se adquirió el
maniquí para mostrarlo, habiéndose convertido, desde entonces, en un elemento
peculiar del conjunto expositivo.
Fue Carlos III quien, en 1764,
aprobó los estatutos y constituciones de la Hermandad de Nuestra Señora de la
Caridad de la villa de Illescas, concediéndole a la misma el regio patronazgo. Fue
restaurada en 1925 por el conde de Cedillo D. Jerónimo López de Ayala y Álvarez
de Toledo, Conde de Cedillo y, desde entonces han formado parte de la misma
quienes lo solicitan y prueban la nobleza de su primer apellido. Es habitual su
presencia en el Corpus de Toledo, al que corresponde esta imagen.
Sus caballeros usan manto rojo, sobre el que está recortada
en paño blanco la cruz de la hermandad, cubriéndose con birrete de color rojo,
con la cruz al frente. Sobre el manto un amplio cuello de color blanco y un
cordón rojo que pende por delante.
La cruz o insignia
de la hermandad está tomada de los motivos existentes en los sellos medievales
de la Villa de Illescas, siendo esta: Una cruz flordelisada y hueca, de color
blanco.
Junto al maniquí,
puede verse el sillón que mandó hacer D. Carlos, tapizado en terciopelo rojo,
con la cruz de la hermandad en el respaldo.
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