La catedral
de Santiago es el punto de destino de numerosas personas llegadas desde los más
recónditos lugares, a través de un camino que fue declarado Patrimonio de la
Humanidad. La afluencia de peregrinos y turistas plantea problemas, al igual que
ocurre en otras ciudades europeas que constituyen puntos de referencia para el
Turismo internacional.
A
cualquier hora del día, llueva o haga sol, la plaza del Obradoiro registra una
notable afluencia de personas deseosas de inmortalizar su paso, frente a la
catedral, en las más insólitas posturas.
Pero
no todo puede ser contemplado desde una óptica meramente turística, ya que
pudimos constatar que la catedral está llena en todas las ceremonias
litúrgicas, tanto en el canto del Oficio Divino como en las celebraciones
eucarísticas.
Nos
llamaron la atención las abrumadoras medidas de seguridad, personificadas en
los vigilantes que prestan servicio en el templo y que sólo se relajan, al
finalizar la Santa Misa, cuando el vuelo de botafumeiro hace su irrupción en
las naves transversales y decenas de teléfonos móviles se alzan para inmortalizar
ese momento.
La
novedad más reciente ha sido la restauración del Pórtico de la Gloria que
pudimos visitar, no sin molestos inconvenientes, en compañía del Subsecretario del
Ministerio de Cultura y la Presidenta de Hispania Nostra.
El
resultado ha sido sumamente llamativo, dada la recuperación de parte de la policromía
original y la consolidación del mismo, aquejado de graves patologías que
pusieron en riesgo la supervivencia del conjunto.
Pero,
el precio a pagar no son los 10 Euros que ahora cuesta visitarlo, sino el que
el acceso a la catedral ya no se realizará a través de su portada principal por
la que, durante siglos, entraron los fieles y peregrinos, recibiendo ese
potente impacto visual que era la obra del maestro Mateo.
El
hecho de que la reunión tuviera lugar en el antiguo monasterio de San Martiño
Pinario nos ha permitido disfrutar de este importante monumento, con sus
grandes claustros.
La
sala en la que se celebraron las distintas sesiones era de gran belleza,
presidida por una imagen moderna de San Martín de Tours, al igual que el
refectorio, del que ofrecimos fotografías ayer.
Nos
alojamos en la hospedería que ha sido acondicionada en el antiguo Seminario
Mayor, muy digna y aconsejable por su céntrica ubicación y la calidad de sus
habitaciones. Sin embargo, aunque está clasificada como Pensión de 1 estrella,
sus precios son los propios de cualquier hotel en otras ciudades.
Formando
parte del complejo del antiguo monasterio se encuentra la iglesia de San
Martín, que visitamos acompañados por D. Iago Seara, arquitecto responsable de
las obras de rehabilitación. Monumento importante que no conocíamos y en el que
llaman la atención tanto su arquitectura como el conjunto de obras de arte que
constituyen su exorno.
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