Con
frecuencia hemos lamentado la falta de fotografías de los antiguos
establecimientos comerciales borjanos. Algunas hemos publicado en ocasiones
anteriores, pero hoy queremos hacer referencia a las que aparecieron en el
especial que Heraldo de Aragón, dedicó
a la Feria de Borja en septiembre de 1922, en el que dedicaba amplio espacio a
varios de esos comercios y pequeñas industrias. La reproducción de la imágenes a
partir de un periódico no permite obtener una buena calidad, pero permiten
hacernos una idea de cómo eran en aquellos momentos.
Uno de
ellos era el comercio de la Viuda de D. Miguel Gracia Clavería, situado en la
plaza de España, donde actualmente se encuentra la sucursal de la Caixa. Era un
acreditado comercio con características similares a los existentes en la calle
de Goya y plaza de Santo Domingo.
En este caso, ofrecía la singularidad de tener una
sección de caja, con representación de todos los bancos zaragozanos, de los que
era corresponsal, antes de que tuvieran sucursales propias en la ciudad. Como
puede apreciarse, por el sello en seco que aparecen a la derecha de ambas
fotografías, fueron realizadas por Juan Mora Insa.
Otro
histórico establecimiento era el de Ultramarinos de D. Eusebio Castellot que se
encontraba en la plaza del Mercado, donde ahora está situada una conocida
carnicería. Al igual que, en el caso anterior, estuvo en funcionamiento hasta
mediados del siglo XX, por lo que llegamos a conocerlos.
Junto
a ese comercio estaba la Farmacia de Sancho, que junto con la de D. Santiago
Alberto, en la plaza de Casanova (Olmo) fueron las dos de la ciudad durante
muchos años. La de D. Benito Sancho es la actual de Dª. María Ángeles Nogués,
que sigue ocupando el mismo local.
Entre las industrias, Heraldo de Aragón, dedicaba un artículo
a la fábrica de pasta de D. Francisco Fauquié, “un fabricante tan inteligente,
tan escrupuloso y tan concienzudo que sólo emplea primeras materias de calidad
insuperable y procedimientos de producción los más modernos y perfeccionados”.
Según esa información, las pastas de sopa de la fábrica borjana se distribuían
en las más apartadas regiones de España, merced al prestigio alcanzado por sus
productos.
Otra
industria artesanal era “La Invencible”, denominación con la que se anunciaba
el taller de alpargatería y cordelería fundado por D. Bernardo Aguarón en 1860.
De su prestigio constituye una prueba el que, en la Exposición Hispano Francesa
de 1908, celebrada en Zaragoza con ocasión del I Centenario de los Sitios,
obtuvo una de las más preciadas distinciones.
Su
especialidad era la alpargata aragonesa, en cuya elaboración era considerado “el
rey”, dado que no tenía rival. En la imagen aparecen los numerosos empleados
con los que contaba esta industria, lo que también pone de manifiesto su
importancia.
También
dedicaba un artículo al Casino de “La Amistad”, ofreciendo dos imágenes de sus
instalaciones. Una corresponde al denominado “Salón de Fiestas” y la otra al “Bar
Cabaret”. En el primero se celebraban diversos actos culturales y los bailes y
fiestas de sociedad, en determinadas fechas del año. El segundo estaba
destinado a bar cafetería con un pequeño escenario para actuaciones musicales.
Aunque
no incluye imágenes hay otro artículo dedicado al “Café Recreativo” que había
sido inaugurado recientemente por iniciativa de D. Ángel Calahorra y D. Ángel
Yarza, en un edificio de nueva construcción en la carretera de Ainzón.
A este
establecimiento ya hicimos referencia el pasado 3 de abril, dado que era algo
más que un bar. Decíamos entonces: El supuesto café de “Calahorra y Compañía”
era en realidad un cabaret, por utilizar una denominación, que inicialmente
estaba ubicado al comienzo de la calle de San Francisco en el que los clientes
podían entrar o salir, con más disimulo, por la calle Trinquete. Pero al
tratarse de un emplazamiento demasiado céntrico para un local de esas
características, sus propietarios los Sres. Calahorra y Yarza decidieron
trasladarlo a una finca de la carretera de Ainzón. Allí adoptó el nombre de
“Las tres carabelas”, aunque según relataba Francisco Domínguez era
popularmente conocido como “el cabaret detrás de habas” ya que para iniciar las
obras hubo que esperar a que se recogieran esas leguminosas que allí se
cultivaban.
Aunque
las fotografías no son buenas, nos han servido para recordar a unos establecimientos
de un pasado no demasiado remoto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario