Este
elegante personaje fue uno de los grandes ventrílocuos españoles. Se llamaba
Francisco Castillo y actuaba con el nombre artístico de “Caballero Castillo”.
Había nacido en Borja y nada sabíamos de él, dado que su nombre ha quedado
relegado en el olvido en nuestra ciudad. De hecho, no lo incluimos en nuestro Diccionario Biográfico que, día a día,
va enriqueciéndose con nuevos personajes de toda la comarca.
Casualmente,
durante una revisión de antiguos periódicos conservados en nuestro archivo
hemos encontrado esta entrevista que, con el título “Conversación con un gran
ventrílocuo aragonés”, fue publicada en Heraldo
de Aragón el 24 de septiembre de 1922, con ocasión del extraordinario
dedicado a la Feria de Borja.
La
firmaba “El fantasma del Huecha”, seudónimo muy de la época que oculta la
identidad del gacetillero que se refiere al personaje como “borjano de pura
cepa”, el cual aparece en la imagen con el “periodista”, aportando el dato de
que la foto fue realizada por “el insigne Méndez”, clara referencia a D. Manuel
Méndez León, entonces residente en nuestra ciudad, donde ejerció como
fotógrafo.
Son interesantes
los datos que aporta. Paco Castillo marchó de Borja a los 16 años para trabajar
como acróbata en una compañía barcelonesa de circo, con la que estuvo en
América, seis años en los Estados Unidos y cuatro en Sudamérica. Allí aprendió
el inglés y el portugués, hasta que cansado del trabajo mecánico de un
acróbata, decidió iniciarse como ventrílocuo, logrando triunfar con los muñecos
que él mismo fabricaba.
Adoptó
el nombre artístico de “Caballero Castillo”. Había sido el “Caballero Felip” el
primer en utilizar ese apelativo, al que siguieron el “Caballero Ariñano”, el “Caballero
Rousel”, el “Caballero Julito” y, por supuesto, nuestro paisano, entre otros
artistas de la época.
Hemos
encontrado numerosas referencias a las actuaciones de Castillo que eran
celebradas por su excelente presentación en la que tomaban parte su “compañía”
de autómatas, compuesta por 25 muñecos mecánicos, entre ellos los populares
Pinocho y Matías, aunque seguía incorporando otros que, como hemos dicho, eran
de fabricación propia. Así, en 1928, el diario canario Las Noticias daba cuenta del debut de un nuevo personaje: Pipo
Musical, preguntándose si era hombre o muñeco, debido a su gran realismo.
Lo
cierto es que Castillo triunfó en España y en América, donde sus giras y
actuaciones fueron constantes, siendo acogido con entusiasmo en los mejores
teatros de cada país. En la entrevista se lamentaba de que, en 1922, aún no
hubiera sido contratado en Zaragoza y se mostraba decidido a cumplir esa
ilusión “aún a costa de tomar un teatro por mi cuenta”, pues “dejaría de ser
aragonés si no consiguiese mi propósito por costoso que fuera”.
Porque,
de “Caballero Castillo” existen anuncios de actuaciones y crónicas siempre
elogiosas de las mismas en muchos periódicos de todo el mundo, dado su continuo
ir y venir de un lado a otro del Atlántico con anécdotas como la que relataba
en la entrevista, acaecida en la aduana de Porto Alegre (Brasil), cuando al
tratar indebidamente su equipaje, uno de sus muñecos lanzó un quejido
lastimero, lo que provocó la detención del ventrílocuo hasta que se aclaró lo
ocurrido.
Nos
satisface poder recordar la figura de este gran artista borjano, con la
esperanza de llegar a completar todos los datos de la que, para nosotros, era
una biografía ignorada.
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