Importante descubrimiento el doctor Aguilera Hernández

 

         En la sala VII del Museo de la Colegiata se exhiben seis lienzos de Santas mártires (uno de diferente tamaño) que se conservaban en diferentes lugares de la iglesia de Santa María en muy mal estado.

         Para su exposición en el museo fueron restaurados y cuando los analizamos, planteamos la hipótesis de que, al tratarse de santas poco relacionadas con nuestra ciudad, hasta el punto de tener que colocar su identificación, con letras, en cada uno de ellos, no tenían un fin de culto, por lo que sugerimos la posibilidad de que se trata de un encargo del cabildo para el ornato de la colegiata en determinadas circunstancias.

         El Dr. D. Alberto Aguilera Hernández, en la correspondiente ficha catalográfica de la exposición “Joyas de un Patrimonio V”, ya había señalado, a partir de los datos obtenidos en los inventarios de la colegiata, que la serie original estaba integrada por ocho lienzos, descartando que el de Santa Catalina de Alejandría, por sus dimensiones y características, formara parte de la misma.

         Ahora, tras estudiar los “Libros de fundaciones”, ha logrado encontrar un dato de sumo interés. Los cuadros, ocho de santas y uno de San Miguel que también se conserva aunque en mal estado en uno de los almacenes del templo, fueron encargados y sufragados por Gracia Lapuerta, con destino al ornato de la sacristía mayor, a cambio de que el 3 de noviembre de cada año, tras su fallecimiento, se le hiciera un aniversario “a canto de órgano”. No sabemos todavía el pintor que los realizó, ni su importe aunque la renta anual que correspondía por el principal de la fundación era de 60 sueldos.

         Estos cuadros debieron ser retirados de la sacristía cuando se colocaron allí las tablas del retablo gótico, a finales del siglo XIX. Hasta entonces habían estado en el Santuario de Misericordia y, por lo tanto, quedaron afectadas por la incautación del edificio en 1869. De ahí que su titularidad haya suscitado serias dudas siempre.

         Las santas pasaron entonces a otros lugares, habiendo desaparecido tres de las que formaron parte de la colección.