En nuestro recorrido de ayer, nos detuvimos en la Estanca para ver las novedades que comentaremos en otro artículo. A pesar del cielo plomizo, o quizás por ello, el aspecto que presentaba era de una belleza inusual.
La
tonalidad del cielo reflejada en sus aguas y la tranquilidad de las mismas por
la ausencia de viento le conferían un aspecto casi irreal, ni siquiera alterado
por las aves frecuentes en otras épocas.
Y
junto a ella, esa maravilla que es la Casa de la Estanca, uno de nuestros
monumentos declarados “Bien de Interés Cultural”, con la geometría de su
arquitectura mudéjar. No es de extrañar que Jaime Suñer, autor de estas
imágenes, que la contemplaba por vez primera quedara completamente sorprendido.
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