jueves, 12 de noviembre de 2020

Paseando por Maleján

         La visita de Jaime Suñer a Maleján tenía por objeto fotografiar los restos conservados del torreón islámico, único testimonio visible de aquel espectacular palacio o quinta de recreo que el rey de la taifa zaragozana, el mismo que mandó construir la Aljafería, mandó levantar junto a Borja, como lugar de esparcimiento. 


         Además de estos venerables sillares, en Maleján existió un magnífico arco del que solo nos ha quedado la imagen que reprodujo la revista Alrededor del mundo, dado que su propietario lo destruyó para no ser “importunado” por los investigadores. Se perdió así una obra excepcional no sólo para Maleján sino para el Patrimonio aragonés.



         Pero la fugaz visita a esa localidad le permitió disfrutar de las hermosas vistas de un Moncayo, apenas cubierto de nubes y del panorama que se contempla desde el llamado “balcón de Maleján”.



         En su recorrido se detuvo ante la iglesia parroquial de la Visitación y el contiguo palacio de los señores temporales de la localidad, un señorío peculiar como en el caso de Albeta, dado que sus habitantes tenían los mismos derechos que los de Borja, por ser moradores de uno de los barrios de la ciudad.



         En la parte posterior del palacio pudo ver ese muestrario de elementos del Patrimonio Industrial que pertenecieron a un molino oleárico cercano y que, en nuestra opinión, hubiera sido más acertado conservar. Pero esa es una batalla perdida en muchos lugares de Aragón, en los que han ido despareciendo este tipo de instalaciones ante la indiferencia general.



         Maleján ocupa también un lugar relevante en la historia del Deporte, dado que su frontón no sólo fue el más activo de toda la comarca, sino escenario de reñidas competiciones con jugadores llegados desde muy diversos lugares.


         Y eso que también se ponían cortapisas a su práctica, como lo demuestra esta pared de la plaza de la Iglesia, con piedras resaltando sobre la superficie con el fin de impedir que fuera utilizada como improvisado frontón. Por cierto, ¿Realmente es necesario picar las antiguas placas de cerámica que rotulan las vías públicas, cuando se colocan unas nuevas?

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