A raíz
del comentario publicado ayer sobre actos vandálicos en monumentos religiosos,
un lector habitual de nuestro blog nos ha puntualizado que, en modo alguno, se
puede incluir la destrucción del cruceiro que existía en la plaza Jacinto
Benavente de Madrid entre ese conjunto de ataques, dado que, como han informado
los medios de comunicación fue obra, al parecer, de uno o varios individuos
bajo los efectos del alcohol, lo que es objeto de investigación en esos
momentos.
Esta
precisión que, gustosamente, recogemos no desvirtúa la realidad de otros hechos
acaecidos en diversos países a los que también hacíamos referencia.
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