En
otras ocasiones hemos hecho alusión a los devastadores efectos que ocasionan a
los cultivos esas nubes de langostas que recorren los países africanos,
desencadenando graves crisis de hambruna.
Pero
esta plaga ha sido también endémica de España y, de manera especial, de Aragón
donde proliferaba una de sus especies más dañinas Dociostaurus maroccanus, obligando a realizar enormes esfuerzos
para paliar sus efectos.
Actualmente se atribuye al cambio climático la presencia esporádica de esta plaga en nuestras tierras, pero ya fue algo habitual en el pasado. De hecho, la devoción a San Gregorio Ostiense, considerado protector contra esta calamidad, está asociada a los episodios acaecidos en el siglo XVIII.
Ayer
la sección “Hace 100 años” de Heraldo de
Aragón se hacía eco de la noticia referida a la participación del Ejército
en la lucha contra la plaga, con tropas llegadas desde Huesca y Jaca.
Esa
situación de emergencia vino provocada por la plaga que asoló varios municipios
aragoneses a comienzos de la década de los años 20 del pasado siglo. En
Internet se pueden consultar sus consecuencias y las medidas adoptadas para
combatirla.
En
nuestro archivo se conservan varios recibos del impuesto especial “jirado” por
la Superioridad para recaudar fondos destinados a la lucha contra la plaga. Se
trata de documentos muy interesantes dado que dejan patente la preocupación
provocada por una situación que parece olvidada pero que, como la pandemia actual,
puede volver a hacer acto de presencia.
De
todas formas, ya en 1915 el fotógrafo y cineasta catalán, establecido en
Zaragoza, Antonio de Padua Tramullas (1879-1961) había grabado un documental en
el que se veían las labores realizadas para el control de la plaga.
Fundamentalmente consistían en labrar los campos donde las langostas habían
depositado sus puestas y quemarlas posteriormente. Ese documental está
disponible en este enlace.
Pero
había otros métodos como el empleo de “buitrones” cuando las langostas ya
volaban, consistentes en unas redes con una parte en forma de embudo en las que
quedaban atrapadas o sistemas más rudimentarios como el de aplastarlas en el
suelo con los llamados “pisones langostinos” o rodillos como los que se utilizaban
en las eras.
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