El pasado lunes, en la sección “Hace 50 años” de Heraldo de Aragón aparecía un comentario sobre el busto dedicado a Marcos Zapata, en la plaza de Aragón de la capital aragonesa, afirmando que tras cuarenta y cinco años “nadie recuerda ya al popular autor de la capilla de Lanuza”. Pero, realmente ¿Es eso cierto?
El monumento al que se refería el comentario anterior está,
efectivamente, en la plaza de Aragón. Se trata de un busto, sobre un pedestal
en el que puede leerse “Zaragoza a Marcos Zapata”.
Fue Heraldo de Aragón quien, en 1928, propuso que
fueran homenajeados tres grandes escritores aragoneses, con otros tantos monumentos.
En concreto, Eusebio Blasco, Marcos Zapata y Joaquín Dicenta. Era Alcalde de
Zaragoza, en aquellos momentos, D. Miguel Allué Salvador quien aceptó la sugerencia
y las 2.000 pesetas que aportó el periódico.
La realización del busto a Marcos Zapata fue encargada al
escultor Félix Burriel, que acababa de llegar de París, quien llevó a cargo el
trabajo con gran rapidez. En agosto lo había finalizado y, poco después, fue
fundido en bronce, de manera que el monumento pudo ser inaugurado el 15 de
octubre de 1928, en el marco de las Fiestas del Pilar.
Los otros tres bustos que le acompañan en la plaza fueron,
los dedicados a Fernando Soteras “Mefisto” y a Mariano de Cavia, ambos obra de
José Bueno Gimeno, junto con el Julio Monreal Ximénez de Embún, que realizó
Félix Burriel.
Los dedicados a los otros dos
escritores que había propuesto Heraldo de Aragón: Eusebio Blasco y
Joaquín Dicenta, fueron colocados en el parque del Cabezo. El autor del primer
fue Enrique Anel, mientras que el de Dicenta lo realizó Honorio García Condoy.
Pero, volviendo al busto de Zapata, un
vaciado del mismo fue encargado por el Ayuntamiento de Ainzón, su localidad
natal e, inicialmente, fue colocado sobre un pedestal de ladrillo, en el centro
de una fuente con varios caños de agua, situada en la plaza que le fue
dedicada.
Sin embargo, el monumento fue vandalizado y el
agua dejó de correr por los caños, de manera que se decidió sustituirlo por
otro, ubicado en el centro de la plaza. Realizado en acero corten, en lugar del
busto se colocó una silueta del poeta, con referencia a su fecha de nacimiento.
No acabó ahí el recuerdo que Ainzón
dedicó a su famoso escritor ya que, por razones que desconocemos, el anterior
monumento fue eliminado y, en su lugar se reaprovechó la silueta y la placa
para colocarlas en una fuente de piedras rústicas en un lateral de la plaza.
El busto que ha dado origen a este
comentario, fue restaurado y se conserva en la Casa Consistorial y presidió,
donde presidió la exposición conmemorativa del centenario de su fallecimiento.
Dentro de los actos programados con motivo de ese centenario la
Asociación de Amigos de la Música de Zaragoza, presidida por D. Miguel Ángel
Santolaria, le dedicó una placa en la Casa de Cultura que lleva su nombre.
No es el único recuerdo que tiene en Ainzón, pues su
Ayuntamiento le dedicó una placa de mármol, con ocasión del centenario de su
nacimiento. Decidió colocarla en un edificio de la calle Solana 11,
identificándolo como el lugar en el que nació el ilustre poeta, lo que no era
cierto.
Porque Zapata vino al mundo en una casa
más modesta, sita en una calleja que, ahora, lleva el nombre de “Remundico
(Julián)”. Allí, en 2008, el Ateneo de Zaragoza le dedicó una lápida.
Y el homenaje más reciente ha sido el
mural que, por iniciativa de D. Samuel Marqueta García, estudioso de la figura
y la obra de Zapata, fue pintado en la medianería de una casa de la calle
Solana, reproduciendo la conocida caricatura realizada por el acuarelista
zaragozano Ambrosio Ruste.
A la vista de lo expuesto queda claro
que el recuerdo de Marcos Zapata, permanece vivo en el lugar donde nació y
también entre nosotros que hemos recopilado todas sus obras, así como en el corazón
de muchos aragoneses.
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