Entre los actos programados por la organización del Congreso de Santiago de Compostela, uno de los más agradables fue la romería campestre organizada en la Casa Grande de Andeade. Previsto inicialmente en una carballeda (robredal), la humedad del ambiente obligó a trasladarla al interior del pazo.
Situado en
el concello de Touro, a 24 kilómetros de Santiago, en un precioso enclave
natural, nada más acceder al interior de su recinto llama la atención el gran
hórreo compartimentado en el que se conservaban las diferentes producciones
agrícolas que se cosechaban en sus tierras.
Junto a otras dependencias, a la
izquierda del edificio principal se encuentra la capilla, con la imagen de la
Virgen de la Piedad en la calle central del retablo y la de San Francisco sobre
ella. En el techo están pintadas las armas de quien mandó edificarla: D. Pedro
Alcántara Verea Aguiar y Mosquera, un destacado militar del siglo XVIII.
El interior del edificio principal y el
cuerpo anexo han sido acondicionados como alojamiento rural y también permite
la celebración de eventos como el nuestro, tanto en esas zonas, como en la
amplia nave contigua.
Allí fue donde nos sirvieron una
espléndida comida, cuyo primer plato fue un caldo gallego en escudillas que
luego nos entregaron como recuerdo del congreso.
Llegaron después las sucesivas raciones
del pulpo preparado allí mismo, como solo saben hacerlo esas pulpeiras. Quienes
no hayan tenido la ocasión de probarlo en esas fiestas y romerías, no sabe lo
que es un pulpo a la gallega, con su textura y sabor radicalmente diferentes a
los que nos ofrecen en otros lugares.
Parecía que los pulpos se multiplicaban
en el interior de la gran sopera, a pesar de lo cual, aún nos ofrecieron un
guiso típico del otoño, consistente en un guisado de carne, chorizo y cachelos,
rematando todo con un amplio surtido de dulces.
La música que nos acompañó durante esta
larga comida y el rito de la queimada que fue el más bonito colofón de la
misma, contribuyeron a crear un clima especial como sólo puede darse en
Galicia.
Todo un éxito para María Luisa que, con
su esposo y otras distinguidas gallegas, nos acompañó en este memorable acto,
en el que la Presidenta de Hispania Nostra y la Secretaria General de Europa
Nostra compartieron mesa y llegaron a bailar (con nuestro Presidente), al
finalizar el mismo. ¡Qué lástima que no hubiera cámaras preparadas para captar
ese increíble momento!
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