El 11 de noviembre de 1918, en Le Francport, cerca de Compiègne, se firmó el armisticio que puso fin a los combates que, a lo largo de cuatro años, habían enfrentado a los aliados con el Imperio Alemán, aunque el tratado definitivo de paz no fue firmado hasta el 28 de junio de 1919, en Versalles.
Cada año, el 11 de noviembre se celebra
en los países de la Commonwealth el “Remembrance Day” (Día del Recuerdo), cuyos
ciudadanos lucen amapolas en sus trajes, en alusión al poema “In Flanders
Fields” que escribió el teniente coronel médico John McCrae, del Cuerpo
Expedicionario Canadiense.
En Francia, es el Día Nacional de la Conmemoración de la
Victoria y la Paz, en el que, además de recordar la firma del Armisticio, se
rinde homenaje a todos los soldados muertos por Francia en las diferentes guerras.
Comoquiera que hemos estado en Francia pocos días después de
esa celebración, aún estaban frescas las flores depositadas en los numerosos
monumentos que se alzan en las ciudades, a donde los niños son llevados para
que conozcan el sacrificio de los que hicieron posible el mundo en el que han
crecido.
En Narbona, el monumento está rematado
por el gallo que es el símbolo de la nación, cuyo origen recuerda a los
antiguos galos y hemos visto muchas veces en la camiseta de los jugadores de la
selección nacional de fútbol, entre otros lugares.
Pero, en todas las iglesias francesas
hay también monumentos que recuerdan a los caídos de cada localidad. Estas imágenes
corresponden al de la catedral de San Justo y San Pastor de Narbona, junto al
que pudimos ver un canto a la bandera nacional, que procede de la obra Le
Drapeu de Jules Claretie.
El recuerdo a “les enfants morts pour
la France” lo encontramos en todos los templos que recorrimos, como la iglesia
de San Martín de Limoux, con las flores aún frescas y las banderas de Francia,
junto a la de la Unión Europea (mal colocada).
En otros casos, el monumento estaba en
el exterior, como en la iglesia parroquial de Alet-les-Bains. Basten estos ejemplos
para constatar la diferencia entre un país que honra a sus soldados con otro,
cuya evolución causa pavor en Europa, ante la incertidumbre que genera un
proceso del que no se sabe cuál será el final.
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