Como
viene siendo habitual, la salida de la comparsa de Gigantes y Cabezudos,
acompañada por la Agrupación Musical Borjana, despertó una gran expectación y,
a la hora fijada, se habían congregado numerosas personas en la plaza de
España.
Gigantes,
gigantillos y cabezudos recorrieron las calles de la ciudad en una calurosa mañana
que contrastaba con el tiempo desapacible de los dos primeros días. Pudimos
enterarnos quienes eran estos dos nuevos gigantillos. Nos informaron de que se
trata de las réplicas, en menor tamaño, de dos gigantes de Pamplona: Toko Toko,
el rey americano (de faz negra) y Joshemiguelerico, el rey europeo.
Hace
algún tiempo se decidió que los cabezudos no volverían a pegar a los niños; en
su lugar repartirían caramelos. Un error, porque lo que los niños quieren es
correr delante de ellos. Sigue habiendo lluvia de caramelos, pero los pequeños
disfrutan más citándolos y protagonizando “arriesgados” recortes, como los que
pudimos contemplar ayer, a cargo de un “especialista” en estas lides.
Espectacular
el baile final en el Campo del Toro, jaleado por todos los presentes y en el
que los miembros de la asociación de voluntarios demostraron su dominio en lo
que también es un arte.
Pero
ayer era el Día del Beso y eran muchas las personas apostadas frente a la Casa
Consistorial creyendo que a quien había que besar era al Sr. Alcalde y a los
jóvenes portadores de los cabezudos que aplaudían a las puertas del edificio.
Fueron
muchos los niños que, auxiliados por sus padres y por los voluntarios se
acercaron hasta ellos, tras elegir al gigante al que querían acercarse y
depositar su beso.
Como
recuerdo, a cada uno de ellos se le hizo entrega de un dibujo para colorear.
Una bonita iniciativa que contribuye a popularizar el que, como siempre
comentamos, es uno de los actos más bonitos de las fiestas.
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