Desde
las once de la mañana se apostaron en la plaza del Mercado dos “tragachicos”,
el de Borja y el de Utebo. El de aquí, con forma de gran lagarto verde,
representa al “Aucán de Valle”, un supuesto monstruo, surgido de la imaginación
de Jesús Martín Arbiol, “El barón de Jausarás”, autor de numerosos cuentos y
relatos. El otro tiene forma de barbo, en alusión a la famosa historia de “El
barbo de Utebo”.
La
verdad es que este tragachicos es también muy bonito y merece recordar la leyenda
o historia, dicen que realmente sucedió, del famoso barbo. En aguas del Ebro, a
su paso por esa localidad, fue avistado un monstruo con la forma de ese pez.
Cuando la noticia llegó a la capital aragonesa, se desplazaron hasta allí
autoridades y “especialistas” para darle caza, o mejor pesca. Cuando lo
lograron y arrastraron hasta la orilla, comprobaron con sorpresa que se trataba
de un madero. Cuentan que, en realidad, fue una broma urdida por un socarrón
pescador de esa localidad, que dio forma al madero y alertó de su presencia. En
cualquier caso fue el origen del dicho “Fueron a pescar un barbo y pescaron un
madero”.
Para
los que son de otras latitudes, hemos de decir que los “tragachicos” son unos
artefactos de forma vistosa que “engullen” por sus fauces a los niños y,
mediante un mecanismo basculante, los hacen salir por la parte posterior, donde
su “valentía” suele ser recompensada con unos caramelos.
No
queremos terminar sin resaltar la labor de la Brigada Municipal que, en muy
poco tiempo, limpió la plaza en la que, poco antes, había tenido lugar el
almuerzo popular, para dejarla impoluta antes de que llegaran los “tragachicos”.
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