Ayer
se celebró la IV edición de la Trashumancia “Ciudad de Borja”, con gran
participación de caballistas y otras personas que les acompañaron en sus
vehículos. Nosotros decidimos esperarlos en la Estanca, su punto de destino y
un lugar muy hermoso que no valoramos suficientemente.
Al
llegar temprano pudimos contemplar las numerosas aves que allí existen, las
cuales se ocultaron cuando llegó, más tarde, toda la comitiva. Almorzamos a la
sombra de esa maravilla del arte mudéjar que es la Casa de la Estanca,
declarada Bien de Interés Cultural, donde próximamente se instalará el
observatorio de aves.
Aunque
se hicieron esperar, al final llegaron las reses escoltadas por unos cincuenta
caballos, un número posiblemente superior al de ediciones anteriores, llegados
desde los más diversos lugares.
Es un
espectáculo muy bonito, especialmente por la oportunidad de disfrutar con esos
caballos que, en esta zona, no suelen prodigarse, aunque todavía hay personas
que los mantienen y cuidan con mimo.
Nos
llamó la atención la presencia de jóvenes jinetes y amazonas que es una buena
manera de fomentar la afición, así como la de un vehículo tirado por briosos
corceles.
El
ganado, tan pronto como llegó a la Estanca buscó el agua y los pastos de su
entorno, en un merecido descanso.
Mientras
tanto, algunos jinetes nos mostraron su habilidad en el dominio de sus monturas
o aprovecharon la ocasión para dejar constancia fotográfica del momento.
Costó
sacar a las vacas del agua pero, finalmente, pudo iniciarse el retorno por el
camino de Porroyo hasta el polígono ganadero en el que se procedió al
reembarque del ganado. Con una comida de hermandad en el restaurante “Las
Ruedas” culminó esta bonita jornada que se vio acompañada por una temperatura
muy agradable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario