La
borraja (Borago officinalis) es una
verdura que, con razón, ha sido considerada uno de los platos característicos
de la región aragonesa, aunque también ha sido cultivada tradicionalmente en la
Ribera navarra y algunas de la Rioja. Prácticamente desconocida en el mayor
parte de España, su consumo se ha difundido últimamente en otras comunidades,
especialmente al ser comercializada, ya limpia, por algunas cadenas de
alimentación.
Pero
lo que muchos ignoran es que Ignacio de Asso, en su Historia de la Economía Política de Aragon, publicada en 1798, se
refería a las borrajas de Borja, afirmando que eran “reputadas justamente las
mejores del Reino”.
También
señalaba que el lino que aquí se producía era muy buscado en Castilla y Aragón.
Este cultivo que, como afirmaba, había ido degenerando terminó por desaparecer,
al igual que el cáñamo.
Pero
no ocurrió lo mismo con las borrajas, aunque no hemos sabido mantener o al
menos difundir esas características que las situaron entre las mejores de
Aragón. Si así hubiera sucedido, hoy podrían ser reconocidas con la “C” de
calidad, como otros productos emblemáticos de algunas localidades.
Afortunadamente,
seguimos consumiéndolas y disfrutando de la calidad de una verdura deliciosa y
con grandes propiedades medicinales. De hecho, en la antigua Farmacopea se
utilizaba el “agua de borrajas” como diurético, aunque luego pasó al lenguaje
popular con otro sentido.
Con
las hojas de la borraja se elaboran los “crespillos” un postre que hace unos
años se ofertaba en el restaurante “La Bóveda del Mercado” y que no tiene nada que ver con los
crespillos de otras regiones españolas, elaborados con harina.
En
2012, fue creada en Zaragoza la Cofradía de la Borraja y el Crespillo de
Aragón, con el fin de promocionar esta verdura tan característica de nuestra
tierra.
Por
otra parte, en Barbastro se viene celebrando desde hace más de veinte años la
Fiesta del Crespillo, considerado un típico postre altoaragonés, aunque lo es
también de otras zonas de nuestra comunidad. Tiene lugar domingo más cercano al
25 de marzo y llegan a ser distribuidos más de 12.000 crespillos entre los
asistentes.
Es una
lástima que en Borja hayamos olvidado que, como hemos señalado, aquí se
cultivaban las mejores borrajas del reino en el siglo XVIII y que, buena parte
de las que consumimos, son ahora “importadas”.
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