En
esta serie que estamos dedicando a la evolución del patrimonio arquitectónico
de las localidades de nuestra zona, no solemos dedicar una atención específica
a cada uno de los monumentos rehabilitados pero, en esta ocasión, vamos a hacer
una excepción con el llamado “pilar de la Corona” de Magallón, dado el interés
de Pedro Domínguez Barrios que, ya en su momento, nos remitió un informa sobre
la evolución de las obras, partiendo del estado original que es el que aparece
en esta imagen.
Las
obras, concluidas en 2016, tuvieron que enfrentarse a algunos problemas, como
el de la cubierta del pilar, que había quedado reducida a un montón informe de
escombros (fragmentos de ladrillo y
yeso). Al retirarlos no apareció ningún vestigio de hilada escalonada, por lo
que se deduce que la cubierta era piramidal, acorde con la estética de su época
barroco-neoclásica y el empaque de la obra.
Las
cubiertas escalonadas o en gradación, son frecuentes en pilares mucho más
modernos y sencillos como los de La purísima de Bureta o el de San Gregorio de
Agón.
En
este caso se optó por dotarle de un remate piramidal, la solución más
respetuosa y estética, dado que probablemente así era la cubierta original,
aunque realizada en yeso, solución también viable, pero menos resistente, por
lo que se decidió aplacar las caras de la pirámide con placas cerámicas de acabado
superficial muy similar al de los ladrillos del pilar, con resultado muy
estético y homogéneo con el resto de la obra. Para no cargar el pilar (se abría
por su parte superior) la formación de las pendientes se ha realizado con
ladrillo hueco.
Las tres gradas del
basamento fueron reconstruidas sobre una losa de cimentación que, a su vez,
hace de muro de contención del cimiento de cal y canto del pilar, con lo cual
éste queda perfectamente protegido y asegurado. Además se limpiaron y
rejuntaron los paramentos de ladrillo con mortero de cal, tal como era, y se reemplazaron
las doce piedras esquineras de yeso que estaban muy deterioradas por otras
tantas de arenisca de Uncastillo.
La hornacina fue
pintada en azul aragonés, y la carpintería renovada en madera en un tono muy
acertado, rematando todo el conjunto con una sencilla cruz metálica pintada con
oxirón. Como ya informamos en su momento, a su lado de colocó un monolito conmemorativo,
con una placa de cerámica de Muel.
Ahora
se anuncia la restauración del pilar de la Santísima Trinidad, situado en la
N-122, a la entrada de la población, una actuación importante sobre este
monumento que, como el anterior, tiene la declaración genérica de “Bien de
Interés Cultural”.
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