Si a cualquier persona de Borja se le preguntara cuántas plazas de toros hubo en la ciudad, si fuera de cierta edad recordaría los cosos portátiles que se instalaban, con motivo de las fiestas de septiembre, en diferentes lugares y en los que se celebraban novilladas e incluso corridas de toros como, cuando en 1969, actuaron Cesar Girón, Palomo Linares y el colombiano Gilberto Charry que aquel día tomó la alternativa en Borja.
Otros
harían memoria de otros espectáculos que se celebraban en la plaza de San
Francisco, como el que muestra esta fotografía inédita que corresponde a las
vaquillas que tuvieron lugar en septiembre de 1941, siendo Alcalde D. Lorenzo
Parroqué que fue quien, tras la guerra, las incluyó en los programas, siendo
suprimidas después por D. Pascual Sorrosal y, especialmente, por D. Jesús
Pellicer.
Pero,
en Borja hubo plaza de toros estable. A ella se hace referencia en la conocida
enciclopedia sobre Los Toros de D.
José María de Cossío, en donde se señala la existencia en nuestra ciudad de una
plaza permanente, de madera, con capacidad para 3.000 espectadores que, sobre
los tendidos, disponía de palcos.
En un
artículo publicado en Cuadernos de
Estudios Borjanos LII hacíamos mención a esa plaza que creíamos había sido
la única. Sin embargo, la revisión realizada en los periódicos locales nos
obliga a revisar esa opinión, dado que los datos recabados nos inducen a pensar
que fueron dos, aunque es necesario recabar nuevas informaciones que permitan
precisar la historia taurina de nuestra ciudad.
Durante
buena parte del siglo XX el Ayuntamiento de Borja fue contrario a la organización
de espectáculos de vaquillas, por considerarlos una muestra de incultura, como
ya hemos recordado en otras ocasiones.
Pero,
en 1916, la Comisión de Festejos intentó organizar una corrida de toros en
plaza cerrada, algo muy diferente a las simples capeas en las que nadie pensó
pues, como recordaba Aires del Moncayo,
hubiera sido ir contra el sentir general del Ayuntamiento y de la mayoría de la
población”. Con los toros lo que se pretendía era atraer a aficionados de otros
lugares pero hubo que desistir del proyecto, al no contar con el apoyo de “los
más beneficiados con la afluencia de forasteros”, el gremio de la hostelería y
el comercio.
Cabe
preguntarse cómo se pretendía organizar una corrida en una plaza que no existía
pero, ahora, hemos sabido que el Alcalde D. Rodolfo Araus, merced a la ayuda
que le había dispensado el Presidente del Centro Aragonés de Barcelona, Sr.
Sayos, había encontrado una plaza de madera que podía ser instalada con rapidez.
No pudo hacerse, dado que no fue posible reunir la cantidad necesaria para
ello.
Fue
entonces cuando optó por construir una plaza de obra, tomando como modelo la
que, poco antes, se había inaugurado el Alcañiz. Las gestiones se iniciaron en
1917 y el citado semanario local, a pesar de afirmar que miraba con recelo a la
llamada fiesta nacional, aplaudía la iniciativa e informaba del propósito de
realizarla mediante las aportaciones de unos suscriptores voluntarios.
Comoquiera
que logró reunirse el suficiente número de personas interesadas en octubre de ese
mismo año se anunció el próximo inicio de las obras. Era un poco prematuro,
dado que no fue hasta mediados de noviembre cuando llegó a Borja D. Vicente
Álvarez Estrada, el autor del proyecto de la plaza de Alcañiz, para efectuar
las mediciones precisas para realizar el de Borja.
Aunque
no hemos encontrado una crónica de la inauguración de esa plaza, lo cierto es
que, entre 1923 y 1925, hubo novilladas y otros festejos taurinos aunque
dejaron de celebrarse después. Tenemos serias dudas de que la plaza proyectada
llegara a construirse, aunque no sabemos dónde se celebraron las corridas de
esos años; pudo ser en una plaza portátil.
No fue
hasta 1931 cuando D. Manuel Fraile Velasco elevó una instancia al Ayuntamiento
expresando su deseo de construir una plaza de toros de madera, con las
condiciones reglamentarias, para poder celebrar corridas y otros espectáculos “recreativos
y beneficiosos para la ciudad”, solicitando una subvención de 4.000 pesetas a
cambio de ceder la plaza al Ayuntamiento para organizar otro tipo de actos.
Tras estudiar el asunto, la corporación municipal acordó el 4 de julio de ese
año, concederle la cantidad de 2.000 pesetas.
En
este caso, la plaza se llegó a construir, siendo inaugurada con una novillada
que tuvo lugar el 16 de agosto, compartiendo cartel el tudelano Agustín García “Chico
del Matadero” y el zaragozano Alfonsito Colly. Estos datos aparecían en el nº
38 de La Voz de Borja y no aparecían
recogidos en el artículo publicado en Cuadernos, donde sólo se mencionaban las
corridas organizadas durante las fiestas.
A esta
plaza de madera es a la que hacía alusión el Cossío, aunque su vida fue
efímera, dado que tuvo que ser desmontada para construir el nuevo Grupo Escolar
en el mismo solar donde se había instalado dicha plaza. Su desaparición provocó
casi un motín popular, pues la afición quería corridas y no vaquillas, por lo
que antes de la guerra aún las hubo, pero en la plaza de San Francisco y sin
cumplir los requisitos exigidos para este tipo de actos.
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