En
el recorrido que vamos a efectuar, tal como prometimos, por los distintos
elementos que configuran los desfiles procesionales de Borja, queremos
iniciarlo con la más antigua de la procesiones de nuestra Semana Santa: la que
tiene lugar en la tarde del Jueves Santo que es la más antigua de las que
existen actualmente.
Los datos conocidos sobre la misma se han visto acrecentados por la labor investigadora del Dr. D. Alberto Aguilera Hernández quien ya dio a conocer algunos de sus hallazgos documentales en el programa de la Semana Santa de 2019.
No
sabemos si antes de 1621 existió alguna procesión (es probable que sí), pero
fue en ese año cuando la cofradía de la Sangre de Cristo dejó constancia de la
organización de esta procesión que, por entonces, se llamaba de la Vera Cruz.
Esa
cofradía había sido fundada en la colegiata de Santa María en 1589 y, a
diferencia de lo que ocurre en otros lugares, en sus ordinaciones no aparece
ninguna referencia a que se encargara de sepultar a los fallecidos por muerte
violenta ni a los ejecutados, aunque posteriormente, sí existen citas
relacionadas con esta misión a cargo de la cofradía de San Antón con la que, de
alguna manera, se refundió la de la Sangre de Cristo.
Desde
el primer momento, los pasos o “insignias” (nombre con el que eran conocidos)
representaban los cinco Misterios Dolorosos del Santo Rosario, aunque en 1621
no desfiló el del Ecce Homo que fue adquirido posteriormente.
Esta
procesión, la única que durante un tiempo existió en Borja, era fuente de
constantes conflictos que incluso ocasionaron muertes, razón por la cual las
autoridades civiles se vieron obligadas a intervenir como veremos en otro
artículo. Pero, también lo hicieron las autoridades eclesiásticas y los obispos
prohibieron determinadas prácticas asociadas a la misma, como arrojar dulces y
confituras a los que participaban en la procesión, así como el dar de comer y
beber.
Tenía,
por lo tanto, más de carácter festivo que penitencial, a pesar de que tomaban
parte en ella las primeras autoridades de la ciudad, así como las del año
anterior (el Justicia y los jurados se renovaban anualmente) con puestos
estrictamente asignados en el desfile procesional.
Comoquiera
que las alteraciones prosiguieron, otro obispo ordenó que se celebrara a las
cuatro de la tarde y que no entrara en los templos. Lo de la entrada tiene
explicación, dado que el sentido de esta procesión que ha sido conocida con los
nombres de “los Cristos” o de “los pasos”, se detenía en todas las iglesias de
su recorrido para efectuar una estación ante el monumento (había siete en
Borja), entrando en el templo dos de los pasos, el de Cristo a la Cruz a
Cuestas y el de Cristo Crucificado, con el sacerdote que la preside. En artículos
posteriores veremos el significado de cada uno de sus pasos y las cofradías que
los tienen encomendados.
La incorporación de las
bandas de las cofradías de San Juan Evangelista y de San Sebastián y la
Verónica para acompañar a la procesión tuvo lugar en época reciente, a pesar de
lo cual ha llegado a consolidarse y formar parte del desfile.
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