Cuando se hace referencia a los parques de Borja, especialmente a los nuevos espacios ajardinados creados en los últimos años, no se suele mencionar a la zona verde que rodea a la ermita de San Jorge, cuando por sus características y su proximidad al casco urbano, merecería tener la consideración de parque.
Recientemente
hemos vuelto a ese lugar, constatando que, gracias al cuidado que le dispensa
el M. I. Ayuntamiento, se encuentra en aceptable estado de conservación,
permitiendo disfrutar de un lugar muy agradable en torno a un monumento de
origen medieval que constituye un elemento destacado de nuestro Patrimonio
Cultural, siendo además una de las pocas ermitas dedicadas en Aragón al Patrón
del Reino.
Pero,
el mantenimiento de un edificio de esas características requiere una atención
constante que no siempre se le ha dedicado. Rafael García ya mencionaba que, a
finales del siglo XIX, estaba derruida siendo reconstruida en 1889, por
iniciativa de mosén Domingo Pereda que reunió las aportaciones voluntarias
necesarias para ello.
Ahora,
revisando los periódicos históricos borjanos hemos encontrado que, en 1920,
estaba nuevamente en ruinas y el Alcalde y el Párroco de Santa María decidieron
abrir una suscripción para repararla, encabezándola el Ayuntamiento con 50
pesetas.
Nuevamente,
en 1972, Francisco Domínguez Pablo alertaba desde Heraldo de Aragón sobre el estado de San Jorge sin que nada se
hiciera por lo que, en 1976, se encontraba en riesgo de derrumbamiento. Ese
año, junto con los corresponsales en Borja de la prensa aragonesa, Manuel
Gracia publicó un artículo en el Heraldo
con el título “Atención a San Jorge”, lo que no impidió el progresivo deterioro
de la ermita. Fue finalmente la corporación municipal presidida por D. Luis
María Garriga quien asumió la restauración y, en 1981, encargó al Centro de
Estudios Borjanos un proyecto de adecuación del monte como parque que sirvió de
base para las obras realizadas al año siguiente. De todo ello, informaron
puntualmente los medios de comunicación a través de crónicas conservadas en
nuestro archivo.
Ahora
no hay que esperar tanto tiempo para que el Ayuntamiento haga frente a los
actos vandálicos que siguen ocasionando algunas personas. El pasado año
ofrecemos una imagen de la pintada realizada en el exterior de la ermita (una
más), pudiendo comprobar ahora que fue borrada, aunque dada la reiteración de
estos hechos, el borrado individual de las pintadas da lugar a un “mosaico” de
cuadros de diferentes tonalidades.
En la
cabecera de la ermita pudimos apreciar un desprendimiento en el revoque del
muro. No es la primera vez que ocurre y quizás sería conveniente repararlo
ahora, antes de que alcance una mayor magnitud.
Por lo
demás, apenas hemos visto basura en esta ocasión y salvo un desperfecto puntual
en el cercado de madera, el estado era sumamente agradable para disfrutar de
las hermosas vistas que desde allí se contemplan. Pero, al margen del cuidado
que pueda dispensarle el Ayuntamiento, se requiere de la colaboración de todos.
Hay papeleras para arrojar envases y papeles, siendo inexplicable que se dejen
en el monte o que se lancen piedras a las plantas, como muestra esta última
imagen.
San
Jorge es, sin duda, una de las zonas más bonitas para el disfrute colectivo y
su cuidado y potenciación es algo que a todos nos atañe. Zonas verdes, juegos
infantiles, fuente, iluminación, un monumento importante, son cosas que ya
existen. Quizás sería conveniente instalar un panel explicativo con la historia
y características de la ermita, para conocimiento de los visitantes. En
cualquier lugar de España se ofrece este tipo de información. Curiosamente en
Borja, salvo un intento realizado con placas de metacrilato, no suele ser
frecuente. Hemos visto carteles en el Santuario de Misericordia y en la
Estanca, pero no en los monumentos de la ciudad y en sus espacios verdes.
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