Prosiguiendo nuestro deseo de incorporar a nuestros fondos las publicaciones de D. José María Otero Navascués, hemos conseguido el nº 225-226 de la revista Arbor, correspondiente a septiembre-octubre de 1964, editada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de cuyo Consejo de Redacción era Vice-Director en aquellos momentos el Prof. Carlos Sánchez del Río Sierra.
En él
se incluía un artículo de José María Otero que llevaba por título “La
investigación científica y técnica en un programa de desarrollo económico y social”
en el que analizaba la situación de la investigación en España que, en su
opinión, era completamente insuficiente, hasta el punto de denunciar que “hemos
perdido de nuevo el paso del mundo en esta revolución científica”. De ahí que
propusiera una serie de actuaciones encaminadas a reforzar las inversiones,
concentrar centros de investigación, dotándoles de las estructuras adecuadas,
potenciar la labor de investigación en la universidad y diseñar una planificación
a largo plazo. En aquellos momentos en los que se ponían en marcha los llamados
Planes de Desarrollo, se alzó la voz de Otero Navascués para señalar que “no
podrá haber desarrollo económico y social verdadero y duradero si España pierde
su oportunidad en la revolución científica. En la misma revista el Prof.
Adrados abogaba por ampliar los estudios de lenguas clásicas en la universidad
¡Qué tiempos aquellos!
También
hemos conseguido la separata de otro artículo publicado en la revista Arbor, en 1962. Lleva por título “Organismos
europeos atómicos y de investigación espacial”. Entre ellos destaca la misión y
cometidos del CERN (Organización Europea de Investigación Nuclear; la ENEA
(Organización Europea de Cooperación y Desarrollo; el Euratom; y la Sociedad
Europea de Energía Atómica.
Estos
artículos vienen a sumarse a otras publicaciones que ya teníamos, entre las que
se encuentra el discurso inaugural del curso 1946-1947 en la Real Academia de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales que versó “Sobre conceptos, magnitudes y
unidades fotométricas”, cuestiones en las que fue indudable experto y sobre las
que presentó la situación que en aquellos momentos se planteaba para definir y
denominar las nuevas unidades y conceptos fotométricos, finalizando con una reflexión
filosófica al hilo de un poema de Goethe.
También
tenemos el discurso leído en el acto de su recepción como Académico de Número el
6 de junio de 1945, que trató sobre “Evolución de los conceptos físicos sobre
el fenómeno de la visión” y fue respondido por el Académico D. José María
Torroja Miret.
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