La actual parroquia de San Juan el Real de Calatayud fue erigida por la Compañía de Jesús al lado del colegio que tenían en esa ciudad. El programa iconográfico de la misma está dedicado a Santos jesuitas y, entre ellos, se dedica un retablo (a la derecha de la imagen) a San Francisco de Borja.
El de la izquierda, está dedicado a San
Francisco Javier que aparece en el relieve central, administrando la Comunión a
un variado grupo de indígenas, aunque suele ser más frecuente el representarlo
en ademán de bautizar. En la parte inferior, se encuentra una imagen del Santo
en el momento de su muerte, recostado en un lecho, revestido con la sotana
jesuita y contemplando un Crucifijo.
Pero, por lo que respecta a San
Francisco de Borja, en la parte inferior del templo hay un lienzo (que merecería
ser restaurado) del que vamos a comentar algunos de sus aspectos iconográficos.
En él está representado el Santo, arrodillado en oración junto a una mesa en la
que se encuentra un Santo Cristo.
Sobre la mesa hay también un cráneo
coronado con corona imperial. Suele ser uno de sus atributos más frecuentes y
hace alusión al supuesto motivo de su renuncia al mundo para ingresar en la
Compañía de Jesús. Siendo duque de Gandía y persona muy allegada al emperador
Carlos V, fue el encargado de conducir los restos de la emperatriz Isabel hasta la catedral de Granada y suele
relatarse que, al efectuar el reconocimiento de los mismos y comprobar el
estado en el que habían quedado, tras el largo viaje, manifestó que nunca más
serviría a señor que se pueda morir.
En la parte inferior y apenas visibles
por la suciedad se encuentran otros atributos del Santo, tres capelos
cardenalicios que hacen referencia a las tres ocasiones en las que renunció a
ser creado cardenal por el Papa.
En la primera ocasión había sido
propuesto por Carlos V, tan pronto como supo que había decidido ingresar en la
Compañía, pero San Francisco no quiso aceptarlo y para que su renuncia al
capelo fuera inequívoca hizo los votos simples de los profesos de la Compañía
de Jesús, uno de los cuales prohíbe precisamente la aceptación de cualquier
dignidad eclesiástica. Eso ha sido una tradición entre los jesuitas, sin que, a
la vista de acontecimiento recientes o relativamente recientes, sepamos cuando
se abandonó esa norma. No obstante, existe un precedente remoto, el del jesuita
húngaro Pedro Pázmány de Panasz, creado cardenal por Urbano VIII en 1629.
El atributo de los tres capelos se ve
muy bien en este lienzo del colegio de Ntra. Sra. de la Antigua, de Monforte de
Lemos, recientemente restaurado. Está datado en 1666, lo que plantea un problema,
dado que San Francisco no fue canonizado hasta 1672, por lo que la leyendo y el
nimbo de Santidad tuvieron que ser añadidos con posterioridad.
Normalmente es un escudo partido con el
toro de gules de los Borja, con bordura de oro y ocho llamas de sinople, en un
cuartel y, en el otro y las tres fajas de oro en campo de sable. Se timbra con
la corona ducal. Sin embargo, en este caso el escudo es cortado, con la Cruz de
Santiago acolada (San Francisco era caballero de la Orden) y como escusón el anagrama
de la Compañía de Jesús.
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