La última escena de la recreación propiamente dicha tuvo lugar en la plaza de Santa María a donde marcharon los integrantes de la comitiva por la calle Nueva y, al pasar junto a la colegiata, todas las campanas de sus torres sonaban al unísono.
Eran ya las primeras horas de la tarde
cuando llegaron los reyes, y el sol hacía tiempo que se había hecho notar, a
pesar de lo cual tanto los participantes como el público continuaron
estoicamente con la representación.
La escena representada en esa plaza fue
la que, en realidad, motivó la llegada de los Reyes a Borja en aquel lejano día
de 1492: asistir a la primera Junta General de la Santa Hermandad que se
celebró en el interior de la colegiata de Santa María. Ante la imposibilidad de
recrearla allí, cuando se elaboró el primer guion se propuso hacerlo en la
plaza de Ntra. Sra. de la Peana, trasladándola después a la de Santa María, por
disponer de mayor espacio para la evolución de los personajes que tomaban parte
en la misma.
Allí llegaron los cuadrilleros de la
Santa Hermandad, con sus mangas verdes, y a ellos se dirigió el rey Fernando
elogiando su labor, a pesar de las dificultades encontradas por la oposición de
los nobles.
Como estímulo para el futuro les invitó
a renovar su juramento que les tomó ante la bandera con la cruz de San Jorge y
con su espada desenvainada.
Así terminó el núcleo central de la
recreación, aunque los actos relacionados con ella se sucedieron a lo largo de
toda la tarde del domingo, culminando en la despedida a los Reyes, ya
anochecido, de lo que informaremos mañana, ante la imposibilidad de insertar hoy
tan elevado número de reportajes.
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