viernes, 6 de enero de 2023

Carta a los Reyes Magos

         Tras las decepciones sufridas en años anteriores, cuando, al amanecer del seis de enero, descubríamos que los Reyes Magos habían pasado de largo por nuestro balcón (sin olvidar otros disgustos), habíamos pensado no escribirles en esta ocasión, pero hemos recapacitado, dándonos cuenta que, aunque, un poco más tarde de lo que hubiéramos deseado, hemos visto cumplir algunos de nuestros deseos.

         El más importante ha sido la recuperación de nuestras bodegas, lo que entre otras cosas nos ha permitido disfrutar de una exposición que ya se encuentra en segundo lugar entre las más visitadas de nuestra historia y muy cerca de superar a la primera.



         También funciona el ascensor y atrás han quedado aquellos horribles meses en los que tuvimos que hacer uno de una improvisada grúa para subir los libros hasta la última planta de nuestra sede.

         Pero, no era cuestión de tentar la suerte y, por eso, dudamos de enviar nuestra carta en esta ocasión. Nos han convencido nuestros nietos y sobrinos que se han hecho cargo de tan delicada misión.




         Son muy buenos y, por ese motivo, han pedido en primer lugar que, en este año, desaparezcan de las calles de Borja esas trampas que existen en el pavimento y en las que han visto caer a sus abuelos y otras personas mayores.


         También les gustaría que fueran sustituidas las peligrosas tapas de alcantarilla en las que, en días de lluvia, resbalan los ancianos y no tan ancianos. Hemos intentado convencerles de que es un encargo muy complicado para los Reyes, pero ellos tienen gran fe, aunque el mayor de todos que es también el más interesado les ha sugerido pedir que prosperen las reclamaciones judiciales por los daños ocasionados: “Tendríamos mucho dinero para comprar juguetes”, ha dicho el bárbaro.



        Como somos conscientes de que, aún, no hemos sido lo suficientemente buenos, no nos hemos atrevido a pedirles que podamos ver cumplidos algunos de nuestros más remotos sueños, como el de que el busto de fundador de Barichara sea colocado en el pedestal que le espera en la plaza de San Francisco.


         O que la lápida que recuerda el fin de la Guerra de la Independencia en Borja pueda verse en el lugar para el que fue creada. Aunque ya han pasado más de diez años, pensamos que, por lo menos, tendremos que esperar otros doce…


 

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