martes, 10 de enero de 2023

¿Consecuencias de la crisis educativa?

 

         La grave crisis educativa que estamos atravesando comienza a sentirse en la formación de nuestros jóvenes, como han puesto de manifiesto los expertos, y sus consecuencias son demoledoras cuando se incorporan al ejercicio de sus respectivas profesiones.

         Un ejemplo de ello lo ofrece la reciente restauración de la llamada torre Badum, situada a unos seis kilómetros de Peñíscola, formando parte de su sistema defensivo.


         Ha sido nuestro compañero el Dr. D. Antonio Gil Albarracín quien, en un artículo publicado en la revista Castellum, ha desvelado lo acaecido en esa desafortunada intervención que no nos resistimos a comentar.



         En el exterior de dicha torre se encontraba la lápida que aparece en la primera de estas imágenes, muy maltratada por su exposición a las inclemencias del tiempo, pero cuyas características era posible distinguir. Concretamente, podía verse el escudo de Valencia acolado al águila bicéfala de Carlos V, con las armas del duque de Maqueda entre sus garras y todo ellos sobre una cruz con el “    INRI”. A ambos lados el desarrollo de una inscripción que explica que fue construida en 1554, por orden del citado duque, virrey del reino de Valencia.


         En el exterior de dicha torre se encontraba la lápida que aparece en la primera de estas imágenes, muy maltratada por su exposición a las inclemencias del tiempo, pero cuyas características era posible distinguir. Concretamente, podía verse el escudo de Valencia acolado al águila bicéfala de Carlos V, con las armas del duque de Maqueda entre sus garras y todo ellos sobre una cruz con el “INRI”. A ambos lados el desarrollo de una inscripción que explica que fue construida en 1554, por orden del citado duque, virrey del reino de Valencia.


         Pues bien, como consecuencia de ese “estudio” se procedió a construir la réplica en la que aparece, en su parte inferior, este incomprensible texto: “SEMBRA ALAR/MAR PROTEGEME”, sobre el que ha llamado la atención el Dr. Gil Albarracín, al percatarse del grave error cometido, por el “experto” que ni supo leer la inscripción original ni, menos aún, su simbología.



         Porque, lo que allí estaba representado era un fragmento del versículo 8 del salmo 17, que dice: “Custodi me ut pupillam oculi, sub umbra alarum tuarum protege me” que, en la versión oficial de la Conferencia Episcopal Española se traduce como “Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus alas escóndeme”.

         La frase “sub umbra alarum tuarum” aparece en el doble excelente de oro, acuñado durante el reinado de los Reyes Católicos y, también, en algunas de las empresas atribuidas a Fernando el Católico pues, no en vano, los monarcas se colocaron bajo la protección del águila de San Juan que estuvo presente en la heráldica española en diversas ocasiones.



         Pero, también la podemos encontrar en otros lugares como en un talero acuñado en Nuremberg, en 1680, o en la marca tipográfica del impresor Rutger Velpius, en la que se añade el “Nos”.

         No es necesario recurrir a fuentes ajenas, dado que también se encuentra en las lápidas de otras torres construidas por el duque de Maqueda, como la torre de la Almadraba de Denia.


         El Dr. Gil Albarracín comenta también en su artículo el empleo de esas llamativas “R” con una tilde o rayita en la pata derecha de la letra que el “experto” decidió incorporar a la inscripción para darle cierto “estilo”, sin percatarse que, en la lápida original, era indicativo de abreviación. En concreto ALAR [VM] y TVAR [VM], lo que indica que, además de un completo desconocimiento del latín y de la emblemática, tampoco sabía nada de paleografía. 

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