Mabel Mayor es una fiel seguidora de nuestro blog y, familiar de destacados religiosos borjanos, algunos de los cuales tienen incoada la causa de beatificación. A raíz de la publicación en este blog de un artículo dedicado a los mártires relacionados con nuestra ciudad, nos ha mandado información sobre los religiosos de su familia, de los que no teníamos imágenes.
Uno de ellos es el P. Manuel Laborda,
nacido en Borja el 23 de junio de 1848. Era hijo de Santos Laborda, natural de
Fuendejalón y de la borjana María Domínguez. A los 18 años decidió ingresar en
la Orden de las Escuelas Pías, donde emitió los votos perpetuos en 1871 y fue
ordenado sacerdote en 1873.
Toda su actividad se desarrolló en el
colegio que los Escolapios tiene en Barbastro desde 1677. Allí celebró sus
Bodas de Oro sacerdotales en 1923, con presencia de un representante de nuestra
ciudad y, en Barbastro, falleció el 8 de mayo de 1929, constituyendo su sepelio
una gran manifestación de duelo, pues era una persona muy querida, al haber
dedicado 56 años de su vida a la formación de sucesivas generaciones de
jóvenes.
Uno de ellos fue San Josemaría Escrivá,
al que preparó para la Primera Comunión y que, en esta fotografía es el niño
con bata blanca sentado en la primera fila, el segundo por la derecha. En el
centro, con el bonete en la mano está el P. Laborda y, a su lado, su sobrino el
P. Mariano Tabuenca Laborda, futuro mártir. Teniendo en cuenta la edad que aparenta
San Josemaría (nacido en Barbastro en 1902), la fotografía pudo ser realizada
en torno a 1910.
Como hemos dicho, al lado del P.
Laborda se encuentra sentado su sobrino, el P. Mariano Tabuenca Laborda, que
era hijo del zapatero Mariano Tabuenca y de Bonifacia Laborda. Había nacido en
Borja el 24 de julio de 1875 y fue bautizado en la parroquia de San Bartolomé y
confirmado en la de Santa María el 21 de agosto de 1878 por el cardenal fray
Manuel García Gil, arzobispo de Zaragoza.
Tras cursar los estudios primarios en
nuestra ciudad, marchó a Barbastro, bajo la tutela de su tío el P. Manuel
Laborda Domínguez, también natural de nuestra ciudad. Estudió primero en el
colegio de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl de esa ciudad y el
21 de agosto de 1889 ingresó en el seminario escolapio de Peralta de la Sal.
Allí emitió sus primeros votos el 22 de agosto de 1891 e inició la carrera
eclesiástica que continuó en los juniorados de Irache y San Pedro Cardeña. En
este último lugar hizo sus votos perpetuos el 27 de diciembre de 1895. Tras
recibir las órdenes menores en Burgos, fue ordenado diácono en Pamplona el 3 de
abril de 1897. Por fin el 1 de abril de 1899 recibió la ordenación sacerdotal
en la catedral de Jaca, de manos del obispo de esa ciudad D. Antolín López
Peláez.
Todo su ministerio lo desarrolló en el
colegio que los escolapios tenían en Barbastro. Llegó allí con 22 años y se
hizo cargo de la formación de sucesivas generaciones de jóvenes, a los que
impartió Historia, Literatura, Geografía, Derecho y de manera especial Latín,
disciplina de la que fue un excelente profesor. Por otra parte, tenía a su
cargo la iglesia del colegio y también fue cronista de la comunidad de la que,
al comienzo de la Guerra Civil era el más anciano, tras el P. Félix Álvarez.
Había perdido la audición y sufría
mucho por una hernia inguinal que le impedía caminar con normalidad. Ello no
fue obstáculo para que el 19 de julio de 1936, cuando volvía de celebrar Misa
en el colegio de las Hijas de la Caridad, fuera detenido junto con el resto de
religiosos escolapios.
Permaneció encerrado en una celda
hasta que fue sacado para ser fusilado. Al reconocer que la persona que le
zarandeaba con crueldad era uno de sus antiguos discípulos se echó a llorar y
le preguntó humildemente por qué le trataba así. “Por ser cura” fue la
respuesta que recibió.
Le ataron a otro compañero, tras darse
la absolución uno al otro. Apiñados en un camión fueron conducidos por el
camino de Fornillos hasta la Cruz de Selgua, donde fueron ejecutados todos los
miembros de la comunidad escolapia.
Incoado el correspondiente proceso de
beatificación en 2001 junto con otros 110 mártires, entre los que se encuentran
19 sacerdotes de la diócesis de Zaragoza, 23 de la de Teruel-Albarracín, 25
religiosos escolapios, 4 monjas clarisas, 30 laicos de la diócesis de Zaragoza
y 8 laicos de la diócesis de Teruel-Albarracín, tras finalizar la fase
diocesana fue remitido a Roma, en 2008, donde prosigue su tramitación que se
encuentra muy avanzada.
Hasta el momento sólo disponíamos de una
imagen de la lápida en la que aparece su nombre junto con el de los restantes
escolapios de Barbastro, fusilados el 8 de septiembre de 1936. Gracias a Dª. Mabel
Mayor podemos ver su rostro y el de su tío, aunque sea a través de fotografías
de escasa calidad.
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